AsaLynn es la hija de 199 años del Alfa de la Manada del Árbol En Puntas. Apenas hay precedentes de que un descendiente de una línea alfa no se aparee antes de cumplir los doscientos años, pero a AsaLynn le faltan seis semanas para su cumpleaños y aún no ha encontrado a su pareja. Así que su padre la envía a Australia para asistir a la gran ceremonia de apareamiento del Rey Alfa Leviatán. Él fue uno de los inmortales primigenios, y el primero en ser convertido en hombre lobo por la Diosa de la Luna, pero al igual que AsaLynn, nunca ha encontrado pareja…
Calificación por edades: 18+
Autora original: Mesabri
Nota: Esta historia es la versión original de la autora y no tiene sonido.
La compañera híbrida del Alfa de Mesabri ya está disponible para leer en la aplicación Galatea. Lee los dos primeros capítulos a continuación, o descarga Galatea para disfrutar de la experiencia completa.


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AsaLynn es la hija de 199 años del Alfa de la Manada del Árbol En Puntas. Apenas hay precedentes de que un descendiente de una línea alfa no se aparee antes de cumplir los doscientos años, pero a AsaLynn le faltan seis semanas para su cumpleaños y aún no ha encontrado a su pareja. Así que su padre la envía a Australia para asistir a la gran ceremonia de apareamiento del Rey Alfa Leviatán. Él fue uno de los inmortales primigenios, y el primero en ser convertido en hombre lobo por la Diosa de la Luna, pero al igual que AsaLynn, nunca ha encontrado pareja…
Calificación por edades: 18+
Autora original: Mesabri
Nota: Esta historia es la versión original de la autora y no tiene sonido.
Tengo 199 años y todavía no estoy casada. Sinceramente, es bastante raro que un lobo de estirpe alfa no esté apareado después de 100 o 150 años.
Doscientos años pueden parecer una edad avanzada, pero en años humanos parezco tener unos veinte años. Hay lobos normales que nunca encuentran a su pareja predestinada y que optan por elegir a su consorte.
Una loba con sangre alfa nunca ha llegado a mi edad sin encontrar a su compañero por destino. Ahora todos me miran con lástima en los ojos. Si no encuentro a mi pareja antes de mi cumpleaños, nunca tendré un compañero verdadero.
Qué broma cruel de la Diosa de la Luna.
Si un lobo macho —alfa o de otro tipo— no encuentra a su pareja destinada en un plazo de 200 años, puede elegir a una compañera de su agrado y seguirá obteniendo la fuerza, el poder y el vínculo de una pareja señalada por la Diosa.
Aunque no será tan fuerte que si hubiesen estado predestinados.
Como loba de sangre alfa, no me puedo permitir ese lujo. Si no encuentro a mi pareja destinada antes de mi cumpleaños, jamás seré bendecida con el vínculo de apareamiento.
Puedo elegir una pareja y así hacerme un poco más fuerte, pero el vínculo nunca quedará fijado y no alcanzaremos la poderosa conexión que consiguen las parejas normales.
Ningún lobo querría una pareja sin vínculo.
Así que aquí estoy, a seis semanas de mi bicentenario, sentada en la sala de mando para esta estúpida reunión.
Siempre he detestado asistir a estas reuniones, pero como primogénita del alfa, debo presentarme y escuchar cómo discuten sus planes para asesinar o acabar con su próxima víctima.
La maravillosa vida de los lobos.
No me parezco demasiado a mis congéneres si soy sincera conmigo misma. No soy violenta. Siempre he sido tímida, distante y, bueno, simplemente diferente a los demás lobos.
Nunca he matado a otro ser, salvo cuando he salido a cazar bajo mi forma de lobo.
Incluso entonces me aseguro de hacerlo de forma rápida y piadosa. Vengo de una manada de guerreros que disfrutan matando y torturando. Nunca he sido como los demás.
Prefiero leer o estar sola antes que ir a reuniones, bailes y fiestas como otros de mi edad.
Al crecer en una manada numerosa, siempre he llamado la atención. Los hombres siempre intentan coquetear y entrarme, pero los descarto.
Dondequiera que voy, los hombres me miran como si fuera una especie de carne; es algo que odio. Los machos pueden ser criaturas repugnantes, pero aun así me encantaría encontrar mi propia pareja.
De los cinco Antiguos, mi padre fue creado en cuarto lugar, hace miles de años. También es el alfa de nuestra manada, la del Árbol En Puntas.
Siempre me ha entrenado y me ha metido sus costumbres en la cabeza, con la esperanza de que sea como él, pero nunca lo ha conseguido del todo.
Puedo luchar como un guerrero. Diablos, a los setenta y cinco años era más fuerte, más rápida y más poderosa que cualquier otro lobo de mi manada, lo que me etiqueta como un bicho raro.
Las mujeres no deberían ser tan fuertes como yo. Nadie lo entiende y me hace sentir extraña, así que siempre me alejo de los demás tanto como mi padre me lo permite.
Quizá notéis que no hablo mucho de mi madre, Lilliana. Al parecer, mi verdadera madre entró en coma cuando estaba embarazada de mí y murió cuando nací.
Nadie habla de ella, ni siquiera mi padre.
No me atrevo a sacarla a relucir y enfrentarme a su ira. Lo hice una vez cuando era joven, y me reprendieron a la manera de los guerreros, con días y días de brutal entrenamiento intensivo.
Poco después de su muerte, mi padre se emparejó con una compañera de segunda oportunidad, y tuvieron dos hijos más.
Está mi hermana menor, Erin, que ahora tiene ciento veintidós años y, por supuesto, ha encontrado a su pareja, James. Luego está mi hermano, Gabriel, de ciento noventa años, que también tiene pareja, Jessica.
Mi madrastra, Elena, no es horrible ni nada por el estilo. Es muy dulce y siempre me ha acogido como si fuera una de los suyos, y estoy muy agradecida por ello.
Sin embargo, me mira de forma extraña, como lo hacen todos los demás. No sé por qué. Me presiona para que sea más social, como mis hermanos, y quiere que sea “normal”; pero yo no soy así.
A mi lobo no le importa que sea poco sociable; lo cual es raro, porque los lobos son criaturas muy activas y cariñosas.
Mi loba se llama Cypris. Los otros me dicen que tu lobo debe ser comunicativo y hablarte mucho, pero yo solo he conversado con mi loba un puñado de veces a lo largo de mi vida.
Es muy misteriosa y, si somos sinceros… una auténtica cabrona. Resopla y gruñe, pero nunca me habla a menos que tenga que hacerlo. Es un coñazo.
Más razones para sentirme como un bicho raro.
Tampoco puedo quejarme demasiado. Me criaron para ser fuerte e independiente. Mi familia me quiere, aunque no estemos tan unidos como otros; pero supongo que así son todas las familias alfa.
Trabajamos y entrenamos, más que nada. Siempre hay alguna guerra a la vuelta de la esquina, algún dilema en lontananza pero, en fin, al menos tengo mis libros.
Podría dedicarme a leer antigua mitología griega eternamente.
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2
Una vez fui un joven granjero. Era fuerte y robusto para ser humano. Hacía todo lo posible para ayudar a mi aldea y a mi familia.
Era joven, quizá treinta años, pero nunca me casé ni tuve hijos.
El trabajo llenaba mi tiempo, y yo era feliz con eso. Trabajaba duro en los campos y me ocupaba de lo necesario, hasta que ella me abordó después de que mis vecinos y mi familia fueran masacrados.
Conseguí matar hasta el último asaltante, pero no impedí que mi familia y mi comunidad desaparecieran. Después de eso me quedé solo, viviendo en el bosque, y ella vino a mí.
Fui el primer humano al que se acercó la Diosa de la Luna, hace ya miles de años.
También fui el primero de los cinco Antiguos creados. Somos los inmortales, únicamente la propia Diosa puede matarnos. O bien otro Antiguo.
Ella me bendijo con mi lobo y con una fuerza increíble.
Desde aquel día he recorrido el mundo y he defendido la justicia. He conquistado territorios y he pisoteado a quien se ha cruzado en mi camino.
No conozco el significado de la palabra misericordia. La misericordia se desvaneció el día que volví a casa con los cuerpos ensangrentados de mi madre, mi padre y mi hermana pequeña. Sin embargo, la Diosa de la Luna dijo que mi alma aún era pura.
Poco después de la creación de los Antiguos, la Diosa de la Luna comenzó a crear más cambiantes en lobo, aunque no eran inmortales.
Simplemente vivían tres o cuatro veces más que la mayoría de los humanos. Cuando empezaron a reproducirse, fui puesto bajo su mando,: el Rey Alfa.
Creé múltiples manadas en todo el mundo, poniendo al frente de ellas a los que eran dignos y destruí a los que se excedían.
Todo está calculado y planificado. No hay lugar para las emociones.
La mayoría de los Antiguos encontraron parejas predestinadas que la Diosa les entregó, pero yo nunca tuve esa suerte.
Muchos de ellos han desaparecido con sus parejas, para vivir vidas haciendo lo que han elegido. Sólo conozco el paradero de tres de los otros cuatro Antiguos.
Está Zade, mi beta y mi único amigo. Es increíblemente fuerte y tiene boca de listillo.
Por suerte, nunca encontró ni eligió pareja, así que no le afecta ese rollo del vínculo..
Luego está Liddia, mi delta, que lleva una vida de mercenaria junto a su compañero, viajando por el mundo, cuidando de lo que yo no puedo y manteniendo a raya los pequeños problemas.
Por último está Nathan, que eligió ser alfa de una manada en América. Aunque no he tenido noticias suyas en cientos de años.
Casi tuve que matarlo cuando su compañera fue atacada y entró en coma.
Se volvió loco de rabia y empezó a asesinar humanos, y yo no permito que ese tipo de imagen manche el nombre de nuestra especie.
Por suerte para él, una bruja verdadera le ayudó con su demencia y se calmó. El otro, Eathan, ha estado tranquilo tras ser creado después de mí.
Hace unos cien años, me enfrenté a un nuevo reto. Cada vez menos cambiantes encontraban a sus parejas predestinadas y terminaban uniéndose a parejas por elección.
No era necesariamente algo malo, pero debido a aquello nuestra especie se estaba debilitando.
Al no tener el verdadero vínculo, sus crías nacían más débiles, y así el ciclo se repetía a medida que sus descendientes daban a luz a nuevas crías.
Soy el Rey Alfa, el gobernante de todos, por lo que todos buscaron mi ayuda. Así que hice lo que tenía que hacer y contacté con una vidente.
También se las conoce como brujas verdaderas, son brujas primigenias nacidas en la época de la Diosa de la Luna. Son las únicas que pueden contactar con los espíritus y los dioses.
Con la ayuda de las brujas, solicité una audiencia con la Diosa de la Luna.
Se me ordenó celebrar una reunión obligatoria cada diez años para que todos los lobos sin pareja en edad de aparearse se reunieran en una ceremonia para encontrar a sus parejas.
Parece que funciona bastante bien. Cada ceremonia se celebra en los dominios de una manada diferente cuando llega el momento y nuestra especie ha empezado a florecer de nuevo.
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