Evelyn no es una mujer loba convencional. De hecho, al ser un híbrido de lobo y humano, no es convencional en ningún aspecto. Sin embargo, en su vigésimo cumpleaños, Evelyn se enfrenta a una tradición que no puede ignorar: encontrar a su pareja predestinada. Evelyn no está entusiasmada, hasta que se siente extrañamente atraída por Alex, un alfa increíblemente sexy que regresa a su manada después de diez años de ausencia. Pero su hermanastra Tessa, una loba pura (y muy presumida), también se siente atraída por el galán… y está acostumbrada a salirse con la suya.
Calificación por edades: 18+
Autora original: Katie Hines
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1
Evelyn no es una mujer loba convencional. De hecho, al ser un híbrido de lobo y humano, no es convencional en ningún aspecto. Sin embargo, en su vigésimo cumpleaños, Evelyn se enfrenta a una tradición que no puede ignorar: encontrar a su pareja predestinada. Evelyn no está entusiasmada, hasta que se siente extrañamente atraída por Alex, un alfa increíblemente sexy que regresa a su manada después de diez años de ausencia. Pero su hermanastra Tessa, una loba pura (y muy presumida), también se siente atraída por el galán… y está acostumbrada a salirse con la suya.
Calificación por edades: 18+
Autora original: Katie Hines
Las brujas, los vampiros y los hombres lobo son personajes de ficción en historias inventadas, pero en mi vida son reales. Además, resulta que soy una de ellos; bueno, técnicamente, a medias.
Mi padre era un hombre lobo y mi madre una humana. Aparearse con un humano es raro para un licántropo; pero en algunos casos, como el de mis padres, sucede. Claro que la historia de mis padres es un poco diferente.
En la comunidad de los hombres lobo, es poco común seguir sin pareja a los veinticinco años.
Mi padre llegó a los veintiséis sin compañera, así que eligió a una de las lobas de su manada y se apareó con ella. Su nombre era Jen.
Acabaron teniendo una hija. Poco después del nacimiento de la niña, Tessa, él encontró a su verdadera pareja, mi madre. Dejó a la primera loba por ella y me tuvieron a mí.
Las cosas fueron bien durante unos años; papá vivía con mamá y seguía involucrado en la vida de Tessa.
Pero todo se vino abajo cuando los celos fueron demasiado abrumadores para la madre de Tessa, que mató a mi madre.
Aquello enfureció a mi padre, que a su vez mató a Jen. Pero lo que nadie sabía era que Jen había encontrado a su pareja un tiempo antes de los desafortunados acontecimientos referidos.
Estaba tan obsesionada con mi padre que no dio a su pareja la atención ni el amor que se supone que debe haber entre compañeros.
Aquel fatídico día, la pareja de Jen la siguió y la vio morir, y, en represalia, mató a mi padre.
Dependiendo de a quién preguntes, algunos aseguran que mi padre no opuso resistencia. Otros dicen que el lobo era de alto estatus, un alfa, un beta o algo por el estilo.
Después de aquel día, el hermano de mi padre, Raf, y su compañera, Sam, nos acogieron a las dos hermanastras huérfanas y nos criaron como si fuésemos sus propias hijas.
Como Raf era el guerrero más destacado, vivíamos en la casa de la manada junto con la familia beta y la familia alfa.
Raf y Sam tienen un hijo llamado Julian. Los betas tienen dos hijos, Parker y Wayne, estando Parker llamado a ser el siguiente beta.
La familia alfa tiene un hijo que se llama Alex y que no ha estado por estos lares durante los últimos diez años, al parecer debido a algún tipo de entrenamiento especial para alfas que todo futuro líder tiene que pasar.
Hace ya diecinueve años que murió mi padre. Tessa tiene veintiuno, casi veintidós, y yo acabo de cumplir veinte.
Mi hermanastra y yo no tenemos una buena relación. Ella es la típica animadora relamida mientras que yo soy tímida y tranquila.
Los dos tenemos el mismo color de pelo, castaño oscuro, gracias a nuestro padre. Pero en todo lo demás somos diferentes.
Ella es alta mientras que yo soy baja.
Ella es delgada mientras que yo soy curvilínea.
Ella tiene los ojos azules por parte de su madre y yo los tengo marrones.
Ambas somos hermosas, pero de maneras completamente diferentes. Nadie pensaría que somos medio hermanas.
Como somos tan diferentes en nuestras personalidades, Tessa consigue que muchos de sus amigos se burlen de mí.
Esta no es una de esas historias del tipo todo el mundo se burlaba de mí, así que me convertí en una chica mala, porque no todo el mundo se burla de mí.
Sólo lo hacen ella y su grupo de amigas, a las que ignoro la mayoría de las veces porque prefiero no discutir con Tessa.
Mi hermanastra tiende a ser bastante mezquina y a guardar rencor. Mucha gente cree que soy la mayor de las dos porque soy más madura.
Tessa tiene rabietas que no son bonitas de ver y que la hacen parecer una niña de tres años, pataleo incluido.
Yo colaboro en todo lo que puedo cuando se trata de las tareas de la manada. Ayudo a cocinar y limpiar, y, cuando no hago nada de eso, me dedico a entrenarme con mi tío y Julian.
Al ser parte humana, he tenido que esforzarme más para llegar a ser tan hábil como los otros lobos, pero todo merece la pena porque amo a mi animal interior y a todos los amigos que he hecho por el camino.
Julian es mi mejor amigo. Es el único al que le he confiado lo de que Tessa y sus amigas son unas zorras conmigo.
Creo que por eso básicamente me ha acogido bajo su ala: si Tessa y sus amistades se ponen tontos estando él cerca, se muestra muy protector.
A Tessa le gusta pasar el tiempo comprando y observando a los lobos machos. Nunca participa en sus entrenamientos, pero le gusta verlos en acción semidesnudos.
No sabe cocinar, ni siquiera lo mínimo para salvar su vida, y nunca hace ninguna de sus tareas. Ni siquiera recuerdo la última vez que lavó su propia ropa.
Es una de las cotillas de la manada y trata de relacionarse con los hermanos betas.
Ella es lo que se puede denominar como una perseguidora de rango: siempre está tratando de seducir a algún visitante alfa, o a los betas si no hay alternativa. A veces ha tratado de liarse con omegas, pero ése es su límite.
Nunca presta atención a otros machos, ni siquiera les mira. A veces juro que va a terminar con un lobo común y corriente como pareja.
Me siento un poco mal por quienquiera que sea su pareja porque estoy bastante segura de que no se ha reservado para él. A quién demonios estoy engañando: sé que no lo ha hecho.
Yo, en cambio, ni siquiera he dado mi primer beso. Me fascina la idea del apareamiento y estoy muy emocionada por conocer a mi pareja verdadera.
Como ser medio humana y medio loba es bastante raro, he tenido que visitar otra manada en la que hay un mestizo como yo. Raf quería que comprobara si podía encajar como un lobo normal.
Para encontrar a mi pareja, sin embargo, tengo que tocar físicamente a los aspirantes para lograr descubrir si estamos destinados, lo cual es una mierda porque cualquier lobo normal puede simplemente mirar a otro y saber si es su pareja o no.
Desde que se enteraron de ese detalle, Raf y Sam, junto con Alfa Ben, me han obligado a estrechar la mano a todos los lobos no apareados de nuestra manada, así como a cualquier individuo no apareado que nos visita.
Sin embargo, todavía no he conocido a mi alma gemela.
Pero no me rendiré como hizo mi padre. Esperaré hasta que me encuentre con él; estoy segura de que está ahí fuera, en alguna parte.
Además, aún me quedan cinco años hasta alcanzar la edad en la que dicen que ya es casi imposible encontrar a tu pareja. Así que confío en que lo encontraré pronto. Puedo sentirlo.
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2
Hoy es el día en que el hijo de Alfa Ben vuelve a casa después de haber estado fuera desde los quince años.
Al parecer, una vez terminado su entrenamiento especial, se tomó unos años para viajar por el mundo y buscar a su pareja.
Estoy en la cocina ayudando a las otras mujeres a preparar el banquete que Alfa Ben va a celebrar para dar la bienvenida a Alex.
Espero que haya encontrado a su pareja. No entiendo cómo alguien puede elegir a alguien que no es su verdadera pareja para estar con ella.
Es decir, se supone que tu pareja es la persona que te hace dar la mejor versión de ti mismo, la persona que te complementa y te ama incondicionalmente.
¿Y si eliges a alguien que es completamente opuesto a tu pareja? Es muy triste siquiera pensarlo.
Estoy terminando de poner la mesa larga y colocando los platos completos en el centro.
Con los años, Alfa Ben y yo nos hemos unido mucho; es como un tío para mí. Así que cada vez que alguien tiene que ir a decirle que la cena está lista, las mujeres me envían a mí.
Por supuesto, podríamos vincularlo mentalmente; pero él siempre prefiere que se lo digan cara a cara, y a mí no me importa decírselo porque me gusta visitarlo.
Al llegar a su puerta, me doy cuenta de que tengo harina y otros ingredientes en las manos por haber ayudado a preparar la cena.
La voz de Alfa Ben resuena instándome a entrar, así que giro con cuidado el pomo, asegurándome de no manchar nada.
—Alfa Ben, la cena está lista para cuando llegue Alfa Alex.
Me detengo bruscamente al darme cuenta de que Alfa Ben no está solo. Sentado en una silla a su lado hay un hombre extremadamente atractivo.
Tiene el pelo castaño oscuro, unos ojos verdes fascinantes y es súper musculoso.
Dado lo largas que son sus piernas, supongo que también es bastante alto.
Puedo sentir el poder que irradia de él, lo que me hace inclinar inmediatamente la cabeza en señal de sumisión y respeto.
—Me disculpo, Alfa Ben. No me he dado cuenta de que tenías compañía.
Alfa Ben se limita a sonreír.
—No seas ridícula sentido. Alex, ¿recuerdas a Evelyn, verdad? —pregunta.
Alex se vuelve hacia mí, escudriñándome desde los dedos de los pies hasta el último pelo de la cabeza, haciendo que aparezca un ligero rubor en mis mejillas.
—La sobrina de Raf y Sam, ¿verdad? —conjetura Alex. Alfa Ben está radiante, con un brillo en los ojos que no sé cómo interpretar.
—¡Sí! ¡Eso es! Evelyn, ¿por qué no le das un apretón de manos a mi chico?
Sabiendo que esta vez no hay lugar para la discusión, doy un paso adelante y ofrezco mi mano a Alfa Alex; sin embargo, antes de que él pueda asirlo, la retiro.
—Lo siento —me excuso, sonriendo tímidamente—, debería haberme lavado las manos antes de subir aquí.
Muestro mis extremidades y revelo que están manchadas de harina y otras sustancias. La sonrisa de Alfa Ben vacila, pero enseguida vuelve con toda su fuerza.
—Eso está muy bien, querida. ¿Por qué no vas a asearte y te guardo un asiento junto a mi chico en la mesa?
Asiento antes de darme la vuelta y marcharme.
***
Tardo unos quince minutos en prepararme para la cena. Elijo un sencillo vestido de verano azul claro y unas zapatillas blancas, y me dejo el pelo suelto con sus suaves ondas naturales.
No me entretengo con el maquillaje porque no quiero que la comida esté fría cuando llegue.
Al entrar en el comedor, me doy cuenta de que todos los asientos, excepto dos, están ocupados: uno junto a Alfa Alex y otro junto a Julian.
Echo una mirada al Alfa Ben, que me indica que me coloque al lado de su hijo. Obedeciéndole, rodeo la mesa pero, antes de llegar al asiento, Tessa se desliza en la silla junto a Alfa Alex.
Como no me apetece discutir, me coloco rápidamente al lado de Julian, ganándome una mirada curiosa de Alfa Alex.
Deseando y rezando para que ningún alfa diga nada al respecto, tomo mi plato y empiezo a llenarlo con comida.
No es que no quiera sentarme junto a Alfa Alex. Quiero decir, no estoy ciega; es un hombre extremadamente guapo.
Y no es que no pueda con mi hermana. No ha entrenado ni un solo día en su vida; podría patearle el culo con las manos atadas.
Es que no me gusta que la atención se centre en mí. Me gusta pasar desapercibida y no causar problemas.
A mitad de bocado, Julian empieza a pincharme con el codo.
Le miro mientras inclina la cabeza en dirección a Tessa.
—¿Cuánto crees que tardará Alfa Alex en caer en sus juegos? —me pregunta en voz tan baja que tengo que esforzarme para escuchar.
Resoplando ante su pregunta, sintonizo con su conversación.
Alfa —Alex, tienes los brazos más grandes que he visto nunca —dice Tessa con su voz más seductora mientras le aprieta el bíceps.
No puedo evitar mirar fijamente su mano tocándolo. Me cuesta un mundo contener el gruñido que amenaza con escapar de mis labios.
Llevarme más comida a la boca ayuda, pero sigo atenta al incesante coqueteo de Tessa. Para mi disgusto, él le devuelve el coqueteo.
Alfa Ben se aclara la garganta, llamando la atención de todos.
—Evelyn, creí que te había pedido que te sentases junto a mi hijo ¿Me he imaginado esa conversación?
Mierda. Realmente acaba de increparme.
Estoy seguro de que mi cara está tan roja como las cerezas cuando los ojos de todos se posan en mí, incluidos los de Alfa Alex, con un destello de diversión.
Me alegra que encuentre esto divertido, pero creo que voy a morir.
Tengo que tragar la comida que tengo en la boca antes de poder hablar correctamente.
—Alfa Ben, me disculpo. No había sitio disponible y no quería interrumpir la cena de nadie.
Alfa Ben me mira con una pequeña sonrisa en su cara. Sabe que me siento incómoda con una tonelada de atención sobre mí, pero este es su castigo por no hacer lo que me pidió.
Mantener la mirada baja es fácil, pero cuando Alfa Ben habla, se hace difícil no voltear la mesa o atragantarse con el aire.
—No pasa absolutamente nada. Estoy seguro de que Tessa estaría encantada de intercambiar puestos contigo ahora mismo. Así que adelante con ello, para que todos podamos disfrutar del resto de nuestra cena.
Si alguna vez ha habido un momento en que haya deseado estar muerta, es ahora mismo. Tessa me apuñala con la mirada y casi puedo ver el vapor que sale de sus orejas.
Recojo mi plato y empiezo a rodear la mesa, pasando junto a Tessa. Pero no llego a mi nuevo asiento.
Oh, no.
El pie de Tessa sale disparado antes de que pueda dejarla atrás, y lo siguiente que sé es que estoy tirada en el suelo, con mi plato de comida chafado por la tela de mi vestido.
Necesito todo mi autocontrol para no transformarme en ese preciso instante.
Inspirar, exhalar.
Tengo que respirar profundamente varias veces antes de ponerme en pie, con los puños cerrados con fuerza. Sé que mis ojos han adquirido una tonalidad dorada, lo que indica que mi loba está a punto de tomar el control.
—Alfa Ben, Alfa Alex, si me disculpáis….
Salgo del comedor y me dirijo al exterior, donde me transformo en mi loba negra y me precipito al interior del bosque.
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