Moon River - Portada del libro

Moon River

L.B.

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Chapter
15
Age Rating
18+

Summary

Maeve fue enviada a un internado cuando su padre murió y no ha vuelto a su pueblo desde entonces pero ahora siente que ha llegado el momento de hacerlo, vender la casa y poder así seguir adelante. Al poco de volver, unos viejos amigos la convencen de ir al Baile de Compañeros, una fiesta con un nombre extraño, pero que suena bastante divertido. Sin embargo, cuando un extraño y embriagador hombre se acerca a ella esa noche y le declara que es —MÍA—, algo cambia para siempre en ella, dejando al descubierto un oscuro secreto sobre el pueblo y su familia.

Calificación por edades: 18+ (Advertencia de contenido: Violencia extrema, secuestro, violencia sexual, violación, aborto)

Autora original: September Moon

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54 Chapters

Chapter 1

Capítulo 1

Chapter 2

Capítulo 2

Chapter 3

Capítulo 3

Chapter 4

Capítulo 4
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Capítulo 1

El frío aire rozaba mi cara.

Me prometí a mí misma que no miraría atrás, pero mi loba nunca hizo esa promesa. Me hizo girar la cabeza y contemplar el castillo.

Vi cómo las luces empezaban a encenderse, iluminando el camino a mi paso mientras él me buscaba. Oí un aullido en el aire y empezaron a sonar las alarmas.

Huna dio instintivamente un paso atrás y su pata tocó el borde de un precipicio. Giró la cabeza para mirar su pie, y su corazón dio un brinco dentro de mí..

No soy lo suficientemente fuerte para irme, me dijo Huna. ~Todavía me siento atraída por él. ~ ~Se giró para mirar por encima del borde.~

Prefiero morir que quedarme allí, le ~dije, hablando dentro de nuestra mente compartida. ~¡SALTA!

Lo último que recuerdo es el aire envolviendo cada parte de mi cuerpo. Finalmente sentí lo que había estado buscando durante tanto tiempo... la libertad.

El agua fría de abajo abrió sus brazos en un abrazo, y caí en la oscuridad.

MAEVE

De alguna manera, todo seguía igual.

Le di una propina al conductor y me bajé del taxi, echándome la mochila al hombro. Me acerqué a la casa y traté de recordar dónde estaba la llave de repuesto.

Miré debajo del felpudo, en el buzón y alrededor de las ventanas. Si alguien pasara por allí o mirara por la ventana, probablemente pensaría que estoy intentando robar en mi propia casa.

Decidí dar la vuelta, saltar la valla y entrar por una de las ventanas. Me lancé y aterricé bastante bien, o eso me pareció.

El patio trasero estaba definitivamente en un estado lamentable.

Si Grace estuviera aquí y viera su jardín así, probablemente se desmayaría. Me acerqué a la puerta corredera y decidí probarla... y, como no podía ser de otra manera, no estaba cerrada con llave.

La casa parecía más vacía que de costumbre. Pasé el dedo por la mesa de la cocina, separando las capas de polvo.

Había utilizado todas las excusas del manual y había retrasado el regreso todo lo que pude.

Después de la muerte de mi padre, Grace mostró su verdadera cara. Me envió a un internado días después de su muerte.

Durante los fines de semana, me obligaban a quedarme en la escuela mientras todos los demás se iban a casa. Así que pasé ese tiempo planeándolo todo. Me prometí tener una vida en la que no tuviera que depender de nadie.

No necesitaba ~volver a casa como los demás. ~Elegí ~quedarme para poder estudiar y crear el futuro que quería vivir. No necesitaba a nadie mientras tuviera mis libros.~

Sin embargo, aquí estaba de nuevo. Nunca pensé que volvería a este lugar, pero tenía que poner en orden algunos asuntos. Nunca me gustó esta casa, y venderla podría ayudarme a pagar el posgrado.

Eso, y que mi padre dejó extrañas estipulaciones en su testamento cuando falleció.

Acababa de cumplir veintiún años y en unas semanas recibiría por fin mi herencia. Después de eso, podría vender esta casa y seguir adelante.

Hasta entonces, me limitaría a realizar algunos trabajos esporádicos, a limpiar este lugar y a empezar a planificar el resto de mi vida.

—¿Hola? —La voz vino de la puerta principal—. ¡Quiero que sepas que he alertado a las autoridades, ladrona!

Corrí hacia la puerta, olfateé el aire y olí claramente a tortitas y miel. —¿Mary? —pregunté al abrir la puerta.

—¿MAEVE? —Me abrazó bruscamente y me apartó rápidamente de ella—: Déjame verte bien. ¡Oh, Dios mío! Hacía tanto tiempo que no te veía. ¿Cómo estás?

—Estoy bien.

—Pensé que nos veríamos en el funeral —dijo mientras se quitaba las lágrimas—, pero después de cómo te trató... entiendo que no fueras.

—Fue difícil para mí porque tenía los exámenes finales, pero me esforcé lo máximo que pude para cumplir sus deseos —respondí.

—¿Te gustaría entrar? Sé que la casa está un poco desordenada, pero tal vez pueda traerte un poco de agua.

—Estoy segura de que los policías no tardarán en llegar, y querrán saber qué pasa; ¿por qué no te pones cómoda mientras esperamos?

Mary me siguió hasta la cocina. Abrí los armarios en busca de vasos. Por suerte, se me adelantó y cogió ella misma un vaso.

Grace había cambiado las cosas de sitio desde la última vez que estuve aquí. No sabía dónde estaba nada, y eso reforzaba la sensación de estar fuera de lugar.

Volví a oír que llamaban a la puerta y me excusé para abrirla.

—¿Maeve?

—¡Tylor! —Sonreí.

—¡Han pasado muchos años! —Me abrazó tan fuerte que pude oler los rayos de sol en su piel.

—Uh... Tylor... —Me ahogué—, No puedo respirar.

—Oh, lo siento —dijo mientras me soltaba—. ¿Está mi madre aquí? Ella dio la alerta de que había un ladrón. Afortunadamente, fui yo quien recibió el mensaje.

—Estoy en la cocina, Tylor —gritó Mary.

—¡Bien, mamá! —dijo mientras se invitaba él mismo a entrar.

—Sí, por supuesto, entra —dije.

Tylor me lanzó una mirada picarona y me guiñó un ojo.

—Entonces, ¿cuánto tiempo vas a estar aquí? —preguntó cuando nos encontramos con su madre en la cocina.

—No mucho, lo justo para coger mis cosas y salir. Acabo de graduarme y me han aceptado en un máster de escritura creativa. Así que pensé en volver y poner en orden todos estos asuntos antes de empezar.

—¿Así que te vas a ir sin más? —dijo Tylor, consternado. Sentí un nudo en el pecho al ver su aspecto desolado.

Estaba tan diferente a la última vez que lo vi. Fue el día que me fui. Sólo teníamos ocho años. Sí, estaba más alto, pero también... era la sonrisa... su sonrisa era tan desarmante.

—Bueno, en realidad... no tengo ningún sitio al que ir por el momento. Así que me podría quedar unos meses, hasta el otoño —dije y vi cómo reaparecía su sonrisa.

—¡Genial! —dijo Mary—, llegas justo a tiempo para el Baile. Es este fin de semana.

—¿Qué baile?

—Uno de Compañeros —dijo Tylor mientras ponía los ojos en blanco.

—Espera, ¿qué? ¿Qué quieres decir? —pregunté. Tylor y Mary parecían sorprendidos.

—Ya sabes... —Tylor comenzó.

—No, no sé —respondí.

Tylor intercambió una mirada con su madre. Me di cuenta de que había dicho algo malo. Empezó a decir algo cuando su madre intervino con cautela.

—Tylor, ¿por qué no le damos a Maeve un poco de espacio para que pueda instalarse? Maeve, ¿por qué no vienes a cenar después de ponerte cómoda?

—He visto el estado de la nevera, y seguro que tienes que deshacer el equipaje. Ven en un rato, ¿vale?

Asentí con la cabeza y los acompañé a la salida. Observé cómo Tylor y su madre cruzaban la calle y volví a mirar mi mochila, que había colocado junto a la puerta corredera. Agradecí que no parecieran notarlo. No llevaba mucho dentro.

Lo único que necesitaba era mi portátil y unas cuantas mudas de ropa. Después de moverme tanto, me di cuenta de que todo acaba por anclarnos: cada libro, cada pieza de ropa, cada papel.

Cada persona.

Desconfiaba de todos y de todo.

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