Ahora me ves, ahora ya no - Portada del libro

Ahora me ves, ahora ya no

Mel C. Clair

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Chapter
15
Age Rating
18+

Summary

En el instituto, Celeste cayó de bruces en la entrepierna del chico más guapo de la escuela, también su gran amor. Y se convirtió en el hazmerreír de todos. Ahora, varios años después, vuelve a encontrarse con él, convertido en un exitoso director de marketing. ¿Surgirá el amor frente a la vergüenza y la humillación constantes que sufrió por culpa de él?

Clasificación por edades: +18

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Capítulo uno: Maldito voleibol

CELESTE

17/09/2007

Querido diario,

POR FAVOR, MÁTAME AHORA.

Si existe algún tipo de poder que implique escribir palabras en un diario para que los deseos se hagan realidad, entonces mi deseo es que los dioses me fulminen con un rayo ahora mismo.

Acabad con mi miseria, por favor.

Como si mi vida no pudiera ser peor…

Deseo volver a ser la chica empollona, siempre en las sombras. Prefiero que me choquen en el pasillo y que se me caigan los libros por todas partes porque nadie me ve pasar, a la vida que llevo ahora.

¿Por qué la señora Soux me metió en esto?

¿Por qué escuché?

Porque dijo que unirme a cualquier equipo deportivo haría que mi solicitud para la universidad se destacara más. Y como haría cualquier cosa por ganar esa beca para la Universidad de Nueva York, le hice caso.

Me uní al equipo de voleibol femenino. A pesar de que sé que apesto en todo lo relacionado con los deportes. Puede que tenga más cerebro que nadie en el instituto, pero mi coordinación ojo-mano APESTA. Culpo a mis gafas.

Nunca, ni en un millón de años, pensé que me pondrían a jugar. Se ve lo mala que soy durante las prácticas.

¿Por qué el entrenador tuvo que ponerme a jugar?

¿Por qué me ha tenido que pasar esto a mí?

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Por supuesto, él estaría allí.

El chico más sexy del instituto. Mirando a todas las chicas con camisetas de tirantes ajustadas y pantalones cortos atléticos, golpeando la pelota alrededor, sus enormes tetas rebotando arriba y abajo en la cara de los chicos cada vez que saltan a por la pelota.

Así que sí, por supuesto, él estaba allí. Jace Makenzie. Jugador estrella de fútbol americano del instituto. Un mujeriego total. Totalmente guapo.

Mi amor imposible. Como el de todas las demás.

Oh, Dios mío, me voy a enfermar.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Vale, déjame decirte lo que pasó.

Era la última ronda del partido. Íbamos ganando por goleada, así que quizá por eso me puso el entrenador: no podía estar sentada calentando el banquillo toda la temporada.

Probablemente pensó que como estábamos ganando mi mal juego no podría fastidiar el partido.

Pero sí que arruinó mi vida...

Yo estaba en el extremo receptor del saque. La chica esta juntó las tetas, asegurándose de que todos los chicos la miraban, y me lanzó la pelota.

Por supuesto, no podía devolverla. Pero si no lo intentaba, probablemente ahora tendría la nariz rota.

Nota para mi misma: Definitivamente preferiría tener una nariz rota ahora mismo.

Salté hacia delante para devolvérsela, pero la golpeé y perdí el equilibrio. Tropecé directamente contra la multitud que miraba desde la barrera. Caí de cabeza, chocando con nada menos que Jace Makenzie.

Mi cara plantada justo en su entrepierna.

SU ENTREPIERNA.

Sí. Lo dije. Sucedió. Humillación.

La multitud estalló en carcajadas, y cuando levanté la vista y me ajusté las gafas a la cara, lo vi sonriéndome con sorna.

—Nunca pensé que te vería en esa posición —me dijo Jace, haciendo que mi cara se pusiera colorada, provocando que el grupo de jugadores de fútbol americano que estaban a su lado rugieran aún más entre risas.

Quería morir.

Aún quiero morir.

Ha pasado una semana desde entonces, y ahora ya no soy la chica en las sombras a la que todos ignoran.

Soy el hazmerreír del instituto.

Siento los ojos de todos sobre mí en clase. Oigo los susurros, las risitas, las puñaladas de lo «triste» y «patética» que soy. Siento que todos dejan de hablar y me miran fijamente y se ríen de mí mientras camino por el pasillo.

Solo quiero volver a ser invisible. La chica que nunca nadie vio, la que nunca le importó a nadie, la que nunca nadie conoció.

Jace nunca se había fijado en mí, y ahora, cada vez que paso, siento sus ojos puestos en mí y las risas que resuenan a su alrededor.

Y lo peor de todo es la pretenciosa muñeca Barbie de Jace, la animadora principal y novia, Maddie Knox.

Esa chica es el mismísimo diablo. Siempre envuelta en los brazos de Jace, siendo la chica más popular del instituto, con sus chicas malas siguiendo cada uno de sus movimientos. Cada vez que me ve, siento sus ojos lanzando dagas en mi dirección.

¿Por qué? No tengo ni idea, pero me ha hecho la vida imposible desde entonces. Estoy segura de que ella es la que está detrás del mensaje escrito con marcador permanente en mi taquilla: «Chupapollas».

Y las notas metidas en mi buzón y mi taquilla que dicen que debería suicidarme para acabar con mi miserable vida.

No puedo esperar a que por fin termine el instituto para tener un nuevo comienzo en la universidad, y, con suerte, estar lejos en la ciudad de Nueva York.

Y nunca, y quiero decir NUNCA más ver a nadie del instituto... NUNCA más.

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