Vibradores y sexo telefónico - Portada del libro

Vibradores y sexo telefónico

V.J. Villamayor

Capítulo 2

—¿Qué estás haciendo, Louis? —ronroneó Nikki al teléfono. Oía su respiración ronca, y el sonido en su oído aumentaba su necesidad de correrse.

Louis tenía la voz más sexy, profunda y áspera. Sus susurros al oído durante el sexo eran suficiente para excitarla.

—Probablemente lo mismo que tú, Nikki. Llamé pensando que solo estarías en la cama, pero, por ese zumbido, creo que es seguro decir que estamos en la misma página.

Nikki puso a Louis en el altavoz y dejó caer el teléfono sobre la almohada junto a su oreja, con la cabeza reclinada junto a él.

—Dime qué estás haciendo, Nikki.

—Tengo el vibrador en mi clítoris, Louis. Sabes cuánto me gusta eso, ¿verdad? —gimió Nikki—. Estoy tan excitada. Estoy tan jodidamente cachonda, y me llamaste literalmente justo cuando estaba a punto de follarme.

—Me parece el momento perfecto —Louis respiró con pesadez en el teléfono—. ¿Qué llevas puesto?

—Nada más que una sonrisa.

—¿Dónde están tus manos?

—Estoy sosteniendo el vibrador en mi coño. Necesito follármelo. Estoy tan jodidamente mojada, tan jodidamente cachonda. ¡¿Por qué coño vives tan lejos?!

—Qué caliente, Nikki. Si yo estuviera allí —Louis respiró hondo y soltó el aire temblorosamente—, sería yo quien sostendría ese vibrador en tu clítoris y vería cómo te deshaces.

—Te lamería el chochito apretadito mientras mantengo ese vibrador en tu clítoris. Te dejaría saborearte con un beso, y escucharía tu respiración acelerarse cuando finalmente empujara el juguete dentro de tu coño.

Nikki escuchó a Louis describir lo que le haría por teléfono.

Mientras él le describía cómo se la follaría con el vibrador, ella acabó introduciéndoselo en el coño. Su coño se apretó con fuerza alrededor de él. Las palabras de Louis alimentaban su necesidad de correrse.

—Pero ya sabes, a estas alturas estoy demasiado duro, joder —susurró Louis al teléfono.

—Tu cuerpo es un puto paraíso, Nikki. Te vería crecer mientras te follo con ese vibrador y, justo cuando estuvieras a punto de correrte, te sacaría el juguete, te daría la vuelta y te follaría yo mismo.

Nikki respiraba agitadamente. Sus jadeos casi coincidían con la pesada respiración de Louis. Lo escuchaba acariciarse e imaginaba que sus caricias la llenaban.

Nikki se dio la vuelta, con las tetas apretadas contra la cama, mientras levantaba el culo ante las sucias palabras de Louis. —Louis... —gimió contra la almohada mientras volvía a introducirse el juguete.

—Oigo ruidos de arrastre. ¿Acabas de darte la vuelta? Recuerdo esa vista, Nikki —gruñó Louis por teléfono.

—Culo arriba, tetas todavía a la vista porque me mirarías mientras te follo por detrás. Si yo estuviera allí, abriría esas nalgas y miraría mientras te follo el coño.

Nikki se estaba volviendo loca. En esta posición, el vibrador golpeaba su punto G a la perfección. Metía y sacaba el juguete al ritmo de las palabras de Louis, cada vez con más fuerza, hasta que toda la tensión acumulada se enrolló y estalló como un petardo.

Nikki se corrió tan fuerte y tan de repente que chilló de placer. Meneaba las caderas para empujar el juguete mientras bajaba de su subidón. De fondo, podía oír a Louis gemir con los dientes apretados.

Cuando el clímax de Nikki se desvaneció, se puso boca arriba y sacó lentamente el juguete. Jadeó con dificultad mientras luchaba por recuperar el aliento.

—Dios mío, Louis. En serio... Si haces que me corra tan fuerte solo hablándome... Imagina lo que podrías hacer si estuvieras aquí de verdad.

Louis se quedó en silencio un momento antes de maldecir. —A la mierda con esto. Voy hacia ti.

Fin

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