Vendida al alfa - Portada del libro

Vendida al alfa

Kelsie Tate

Capítulo Dos

Cuando se despertó por la mañana, Autumn intentó abrir la puerta de su habitación, pero descubrió que seguía cerrada. Giró y tiró de la manilla para asegurarse.

Cuando no se abrió, se encogió de hombros. Probablemente se habían olvidado de ella, aunque sabía que no tardarían en acordarse cuando el desayuno no estuviera hecho.

Se tomó su tiempo en darse una ducha con agua caliente. Debajo del agua, pensó en cómo sería su vida si sus padres no se hubieran metido en tantos problemas.

Habría terminado sus estudios, encontrado un trabajo como enfermera, como había planeado, y tal vez habría encontrado a su pareja.

Al principio, había deseado todos los días que su pareja la encontrara y se la llevara lejos de aquí. Pero ahora, con casi veinticuatro años, era probable que si Autumn no lo había encontrado, probablemente nunca lo encontraría.

Suspiró y salió la ducha. Se vistió y se colocó frente al pequeño espejo del baño.

«Algún día dejaremos este lugar...», susurró suloba.

—Algún día… —Sonrió Autumn.

Autumn tiró del pomo y se alegró de no poder abrir la puerta; entonces, se relajó en la cama con un libro. Una hora más tarde, oyó gritos.

—¡Autumn! ¡¿Crees que puedes volver a quedarte dormida y no preparar el desayuno?! —gritó Joella desde el pasillo.

Autumn oyó pasos y vio cómo se giraba el pomo de la puerta. Joella resopló y maldijo en voz baja antes de entrar.

—¡¿Por qué no estás abajo?! —Le lanzó una mirada asesina.

—Eh… Esto… Me encerraste aquí, Joella. No puedo preparar el desayuno si no puedo salir de la habitación —respondió Autumn con un poco de insolencia.

Joella dio un paso adelante, acercándose a Autumn.

—Te lo advierto, Autumn. Encuentra un nuevo tono de voz, o pasarás más de una noche en esta habitación.

—Si me encierras aquí, ¿quién te dará de comer o hará todo tu trabajo? —le desafió.

Los ojos de Joella, normalmente azules, se oscurecieron con salpicaduras oscuras a medida que su ira crecía.

—¿Qué has dicho?

Autumn se quedó en blanco cuando se dio cuenta de lo que había dicho, pero ya no había vuelta atrás.

—¡Di-dije que no me encerrarías aquí, o tendrías que hacer tú todo el trabajo sucio y cocinar tú misma las comidas de la manada como se supone que debes hacer! —tartamudeó, un poco menos segura de sí misma de lo que le hubiera gustado estar.

¡ZAS!

La mano de Joella chocó con la mejilla de Autumn, provocándole un fuerte escozor.

Autumn se llevó la mano a la mejilla, sorprendida.

—¡No tienes elección! Tus padres nos debían cientos de miles de dólares. ¡Y sólo porque pienses que eres mejor que la deuda de tus padres no significa que puedas hablar así!

»¡Ahora baja y haz tus tareas antes de que se me ocurra encerrarte aquí para siempre!

Autumn bajó la cabeza y pasó junto a Joella; estaba sorprendida de sí misma por haberle hablado así a la Luna de la manada. Si quisiera, Joella podría castigarla severamente por haberle hablado así.

«¡CÓMO SE ATREVE A PEGARNOS!»suloba aulló en su cabeza.

—Fui desafiante... —murmuró Autumn.

«Algún día seremos libres de ella y de este lugar. Cuando saldemos nuestra deuda, nos iremos y encontraremos un nuevo hogar. Un hogar mejor...»dijo su loba con una mezcla de rabia y esperanza.

Autumn sonrió, deseando que aquel día llegara pronto.

***

Autumn hizo sus tareas y trabajó duro el resto del día. Hacia las cuatro de la tarde sonó el timbre.

Le sorprendió que alguien timbrara, teniendo en cuenta que los miembros de la manada solían entrar sin llamar. Abrió la puerta y se encontró con un lobo muy atractivo y bien vestido en el porche.

—¿Puedo ayudarle? —preguntó amablemente.

—Soy Tomás, Beta del rey. Vengo de parte del rey Elijah. Debo ver a tu Alfa de inmediato —respondió, con voz firme, sin mostrar ningún tipo de emoción.

Los ojos de Autumn se abrieron de golpe. —Oh... Sí. Por favor, pase, Beta. Le llevaré a su despacho.

—Gracias —le dijo amablemente mientras la seguía por la casa hasta las oficinas de la manada.

Después de hacerle pasar al despacho, Autumn volvió a la cocina para empezar a preparar la cena.

Era estresante saber que estaba aquí, especialmente conociendo los motivos. Esto significaba que el rey Elijah se había enterado de que habían roto el tratado.

Mientras Autumn terminaba de preparar la cena, pudo oír gritos procedentes de las oficinas de la manada. Fuera lo que fuese lo que se estaban diciendo, no era bien recibido por ninguno de los dos lados.

A mitad de la cena, el Alfa, la Luna y el Beta Thomas, entraron en el comedor.

—Tendremos una reunión de manada inmediatamente después de la cena. Corred la voz entre vuestras familias y amigos. La asistencia es obligatoria —anunció el Alfa antes de volver a su despacho.

La manada se quedó en silencio, preguntándose de qué podría tratar la reunión. Autumn sabía que tenía algo que ver con la llegada de Beta Thomas.

El rey Elijah no era de los que pasaba por alto las cosas, y en este caso Alfa Warner lo había desobedecido con creces. Sin embargo, el hecho de que el Beta del rey estuviera aquí le dio esperanzas. Enviar a Thomas en lugar de un ejército era una buena señal.

«O es su manera de declarar la guerra…»,murmurósuloba en tono sombrío.

—Eso no ayuda —murmuró Autumn en respuesta.

A punto de que terminaran de cenar, Autumn empezó a limpiar la cocina y a preparar las cosas para poder asistir a la reunión.

Cuando todos los miembros de la manada empezaron a entrar en la sala de reuniones, ella se secó las manos en el delantal y entró para reunirse con ellos.

Se sentó en la parte de atrás, moviéndose nerviosa en su silla mientras todos esperaban a que comenzara la reunión.

Los miembros de la manada susurraban en voz baja entre ellos, especulando teorías sobre a qué se debía esta repentina reunión y quién era el visitante.

Las puertas se abrieron bruscamente, y el Alfa y la Luna entraron en la sala, seguidos por el Beta Thomas.

Todos se quedaron en silencio mientras la manada bajaba la cabeza en señal de sumisión y a la vez con un poco de miedo por lo que estaba a punto de ocurrir.

Entonces, Alfa Warner se paró al frente de la sala.

—Manada de Alta Montaña, he convocado esta reunión por lo que ha estado sucediendo por aquí en los últimos días.

Dio un paso atrás y se acercó a Thomas.

—Thomas, Beta del rey Alfa, tiene algunas cosas que decirnos.

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