Me dejaste - Portada del libro

Me dejaste

Kachi Okwesa

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Chapter
15
Age Rating
18+

Summary

Cuando su exmarido se divorció de Coral tras un malentendido, esta se vio embarazada y sola. Pasó años rehaciendo su vida sin Nikolai Giovanni... hasta que regresó a Los Ángeles y volvió a encontrarse con él. ¿Le permitirá volver a su vida? ¿Y a la vida de su hija?

Clasificación por edades: +18

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39 Chapters

Capítulo Uno

Coral

En un vasto césped de Los Ángeles, se alzaban una veintena de sicomoros. Más allá de ese jardín, se alzaba una enorme mansión, llamada Giovanni por sus habitantes.

La mansión Giovanni estaba custodiada por numerosos guardias de seguridad cargados con sus pistolas taser para utilizar en caso de intrusos, aunque también llevaban pistolas de verdad por si un caso se encontraban con ladrones más agresivos.

En la finca, también había un garaje del tamaño de una casa. En él había un centenar de coches de distintas marcas y modelos.

La mansión, que parecía más bien un palacio, era propiedad de Nikolai Giovanni, jefe de una empresa multimillonaria llamada Giovanni Co.

Regentaba esta hermosa mansión con una bella joven de veintitrés años llamada Coral Giovanni. Aunque ella únicamente se dedicaba a hacer las tareas del hogar, aparecía a menudo en varias revistas y periódicos.

Ese mismo día, ambos habían estado desayunando con uno de los mejores chefs del mundo, que venía una vez a la semana y cobraba 10.000 dólares por visita.

Después de desayunar, Coral y Nikolai Giovanni se dirigieron a su habitación. Era una hermosa mañana de lunes, pero Coral se negaba a que Nikolai se fuera a trabajar.

—Cariño, tengo una reunión. ¿Me dejas ir, por favor? —le dijo.

Coral hizo un mohín y se dejó caer en la enorme cama, cubierta de sábanas blancas. Su mente volvió a la noche anterior en la que Nikolai y ella habían hecho el amor. Maldita sea, ese hombre sabía lo que se hacía.

—Nena.

Había actuado tan lenta y sensualmente, y a la vez con tanto erotismo que hasta la hizo suplicar. Coral se mordió el labio y suspiró suavemente, con la imaginación desbordada.

—Nena —volvió a gritar Nikolai, pero ella seguía en su ensoñación. Al instante supo en qué estaba pensando cuando ella se movió incómoda y se mordió el labio inferior.

Nikolai puso los ojos en blanco y sonrió satisfecho. Le hacía gracia, pero ella seguía sin responder. Se puso el traje Giorgio Armani y fue al armario a por los zapatos antes de sentarse en la cama.

—Nena —volvió a gritar mientras se sentaba y empezaba a subirse los calcetines.

—¡Coral! —gritó, devolviéndola a la tierra—. ¿En qué estabas pensando? —La miró interrogante. Lo sabía, pero quería que la mujer lo dijera.

—Oh, en nada —respondió ella, ruborizándose un poco y ocultando su cara.

—Mon amour, sé que anoche fue increíble, pero no tienes que seguir pensando en ello. Soy todo tuyo para siempre, ¿vale?

Le acarició la mejilla y miró esos ojos castaño claro que le hacían enloquecer. Se puso los zapatos mientras ella lo miraba de reojo.

—Vamos, ¿por qué me miras así? —preguntó sentándose.

—Quiero un trabajo.

Nokolai arrugó las cejas, confuso. Ya se lo había dicho mil millones de veces y su respuesta había sido siempre la misma.

—No —respondió Nikolai directamente, apartando la vista de ella para no ver la mirada de traición en sus ojos mientras respondía.

—¿No? —Parecía sorprendida.

—No —se limitó a decir de nuevo.

—Oh, vamos, ¿por qué?

—Cariño, ya sabes que es peligroso. ¿Por qué siempre insistes en darme disgustos?

—No estoy tratando de darte ningún disgusto, Nikolai. Se trata sólo de un trabajo, a tiempo parcial. Todas mis amigas lo tienen, ¿por qué yo no? Quiero decir, tengo un título de derecho y me paso el día literalmente sentada aquí.

—¿Recuerdas la pobre vida de la que te saqué? Tus amigas siguen en esa vida, por eso son pobres y tienen que luchar para salir adelante cada día.

—Mientras que a ti, nena, no te hace falta, puedes tener todo lo que quieras. Menos un trabajo... Ahora, vamos, llego tarde a mi reunión. No hay nada más que hablar.

—Vete a la mierda. —Ella entrecerró los ojos.

—¿Qué?

—Que te vayas a la mierda.

Nikolai se rio por lo bajo, mirando los ojos furiosos de ella, que albergaban una mirada asesina. Se levantó después de darle un suave beso en los labios. —Me voy a trabajar.

—¿Y un bebé? —le preguntó mientras cogía su teléfono.

Se quedó helado y la miró con sorpresa en los ojos. —¡¿De dónde vienen todas estas preguntas ahora?!

—Nikolai, estoy aburridísima en casa. No puedo pasarme el día sentada aquí, pensando en sexo hasta que vuelvas y me des otra noche de pasión en la que pensar. ¿Dónde está la normalidad en eso?

—Coral, te lo he dicho repetidas veces, no estoy preparado para tener un hijo. Si no lo entiendes en inglés, te lo diré en español: Coral, no estoy listo para tener un bebe. Tenemos mucho tiempo para eso. Aún somos jóvenes.

Se le llenaron los ojos de lágrimas ante su áspera respuesta.

—Joder, ¿ahora cómo sé que no me has hecho la trece catorce y te has dejado de tomar las pastillas sólo para poder concebir?

—¿Perdona? —dijo, con la voz un poco temblorosa.

—Tráeme tus pastillas.

—¿Qué?

—No me hagas repetírtelo.

Coral fue al baño y cogió la caja de pastillas. Cuando volvió a entrar en la habitación, le tiró la caja a la cabeza y salió furiosa hacia la cocina llorando a lágrima viva.

—Señora Giovanni. —Alguien le tocó ligeramente el hombro y ella levantó la vista para ver a una de sus sirvientas con cara de preocupación.

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