La posesión de Dante - Portada del libro

La posesión de Dante

Ivy White

0
Views
2.3k
Chapter
15
Age Rating
18+

Summary

Hazel tiene diecinueve años y su vida es una miseria. Su madre es drogadicta y alcohólica. Su padre las abandonó cuando era una niña. Tiene que cuidarse sola. Hay algunas personas en su vida que se preocupan por ella, pero lo que de veras quiere es alguien que la cuide. Dante trabaja para Kenzo Robernero. Lleva una vida peligrosa y quiere una sumisa a la que guiar y cuidar. Hazel siente curiosidad por ese estilo de vida y quiere desarrollarlo con Dante. Pero Dante duda. ¿Podrán Dante y Hazel tener una relación dominante y sumisa exitosa? ¿O será demasiado para Hazel?

Clasificación por edades: +18

Ver más

28 Chapters

Chapter 1

Capítulo 1

Chapter 2

Capítulo 2

Chapter 3

Capítulo 3

Chapter 4

Capítulo 4
Ver más

Capítulo 1

DESCONOCIDO

Arlington. A medida que la temperatura desciende a sesenta y cuatro grados Fahrenheit, los residentes de Arlington se preparan para la llegada de la temporada de invierno.

Hay unos niños jugando cerca de las puertas de la nueva mansión de Kenzo, a las afueras de la ciudad, justo detrás de la casa de vacaciones de playa de Dante.

Dante comprueba las cámaras instaladas en el interior de la casa de su familia y se reclina en la silla de su despacho.

Por lo que ellos saben, la Societa Oscura no tiene enemigos merodeando por las calles, pero Dante sigue queriendo vigilar a su madre y a su hermana.

Las adora y nunca les desearía nada malo, pero le preocupa que puedan ser víctimas de alguno de sus muchos enemigos.

Los clubes nocturnos de Kenzo están completamente llenos para el resto del año, con parejas y solteros que buscan involucrarse en la escena BDSM.

Kenzo compró todas las propiedades de la zona y las está convirtiendo en clubes de juegos BDSM. Dante, su mano derecha, se encarga de que la organización funcione a la perfección.

Son los hombres más importantes de la ciudad, y tienen más dinero que sentido común. Están construyendo edificios de gran altura, y Dante y Kenzo trabajan duro para darles la imagen que desean.

Los lunáticos recorren las calles y mantienen a todos a raya. Si es necesario, Dante y Kenzo se encargarán de ellos. Ahora, Arlington es más segura que nunca.

Se están introduciendo burdeles, en los que las mujeres aceptan participar si previamente firman un contrato de seguridad. Se desmantelan las redes de trata, y los hombres dejan de infringir la ley.

Bienvenidos a Arlington.

MÁS TARDE ESE DÍA

DANTE

—Ella es buena, tío. A saber lo que le hicieron, pero Rebecca y yo somos lo más compatibles que hemos sido nunca.

Golpeo con los dedos el sillón de cuero negro del nuevo estudio de Kenzo, mirando las cámaras. Me preocupa mi familia.

Mi madre no sabe nada sobre mi trabajo, porque lo he mantenido en secreto, lo que significa que no es consciente de los peligros a su alrededor.

Para monitorearla, tuve que instalar un dispositivo de rastreo en su teléfono. Sé que suena terrible, pero había que hacerlo.

Prefiero la nueva casa de Kenzo. Su casa anterior fue demolida luego de que la volaran los mexicanos. Fue devastador presenciarlo, pero es lo que hay.

Esa era solamente una posesión material, y Kenzo se alegraba de que Rebecca no hubiera estado dentro cuando se derrumbó la estructura.

La verdad es que me alegro de que haya terminado el año pasado, porque fue una montaña rusa. Es una pena, de verdad, porque Kenzo estaba aprendiendo a amar su nueva casa. Fue construida un par de meses antes de la desaparición de Rebecca.

Descubrir lo de Rex les pasó factura a él, a Rebecca y a Trish. Yo mismo no me lo podía creer. Me costaba hacerme a la idea, porque Rex estaba en la Sociedad Oscura desde antes que Kenzo y yo. Pensábamos que era leal.

Cuando encontraron a Trish, no quedaba mucho de ella, y Kenzo tuvo que tomar la importante decisión de enviarla con Draven para que recibiera un serio asesoramiento. No es que me importe, pero me había encariñado.

Al menos, Kenzo aprendió la lección y no volverá a darle la espalda a Rebecca ni la dejará ir. No es que él quisiera hacerlo, teniendo en cuenta que ella es exactamente lo que él necesita, y él es lo que ella necesita.

—Lo siento, hermano. De verdad, pero tienes que dejarla vivir su vida ahora. Ya ha pasado por suficiente tormento y tortura en una vida, no puedes añadir más.

Me reclino en mi asiento y Kenzo vuelve a sentarse en el sofá de cuero negro y apoya la cabeza en las palmas de las manos. Está estresado porque Rebecca quiere ver a Trish, pero sabe que Trish le hará daño emocionalmente.

La conexión entre Rebecca y Trish era como ninguna otra. Cuando volvió, era una persona completamente distinta, y fue un shock que ninguno de los dos esperaba.

—Por lo menos está recibiendo la ayuda que necesita ahora. Está en buenas manos con Draven, piénsalo así —me encojo de hombros. No sé qué más debería decir sobre su situación.

—Supongo que tienes razón —Kenzo se levanta y sale por la puerta con un libro antiguo en las manos. Me encojo de hombros y salgo de su estudio, porque no hay razón para que yo esté allí si él no está.

Al entrar en su cocina, me apoyo en el marco de la puerta y espero a que Kenzo me reciba.

—Bien. Me voy, hermano —asiente con la cabeza, cojo las llaves y salgo de su casa.

Me siento en el asiento del conductor de mi BMW y salgo por la puerta. No me molesto en parar a hablar con los nuevos guardias de seguridad al servicio. Estoy destrozado y necesito volver a ver a mi madre.

Se horrorizó cuando caí en coma el año pasado, y recuerdo cómo me abrazaba llorando, suplicando que despertara. Todavía hoy me rompe el corazón, y siempre recordaré su cara cuando me vio despertar.

Que estuviera quieto y no hablara no significaba que no estuviera viviendo un infierno. Podía oírlo todo y, por mucho que gritara, nadie podía oírme. No quiero volver a vivir eso.

Aparco fuera, uso las llaves para entrar por la puerta principal y me quito la chaqueta del traje. Luego de colgarla en el perchero, saco la pistola del bolsillo interior y me la meto por detrás de los pantalones negros.

Cuando entro en el salón, deslizo las manos en los bolsillos y suspiro.

Joder, ¿por qué está Hazel aquí otra vez? Estoy seguro de que esa chica vive en esta casa más que en la suya. La dejé hace un par de años porque me daba señales contradictorias. Ella era sobre todo hablar y cero acción.

Recuerdo cuando la vi en el autobús y huyó de mí. Después de eso, nunca lo intenté. Era demasiado trabajo para mí, así que borré su número y la aparté de mi vida.

Se puede decir que ya no está en mi vida, aunque ahora tenga diecinueve años.

HAZEL

CINCO MINUTOS ANTES DE QUE DANTE LLEGUE A CASA

—Dante y yo queremos salir a comer más tarde, chicas.

Me siento en el sofá junto a Chloe, mientras Annette habla de los planes que tiene con Dante para esa noche. No sé cómo sucedió, pero me incluyeron en la conversación. Ahora voy a cenar fuera con ellos.

—Oh, no. No hace falta. Gracias, de todos modos —le sonrío a Annette y ella niega con la cabeza.

—No quiero abusar. Comeré algo de camino a casa —le digo con sinceridad, levantando las manos. No quiero molestar a Dante. No después de la última vez.

Annette se levanta y se acerca a su bolso. Lo abre, saca algo de dinero y lo agita con entusiasmo por encima de su cabeza. Chloe se ríe y yo le devuelvo una sonrisa falsa.

—No, Hazel. Te vienes con nosotros —me dice Annette. Está siendo la madre que ha sido para mí desde que yo era niña. Siempre la he recordado como la madre que necesitaba cuando crecía.

Mi madre biológica y yo no tenemos una gran relación. A ella solo le interesa emborracharse con sus amigas y montar una escena.

Mi padre se fue cuando yo solo tenía seis años y, desde ese día, mi madre se volvió alcohólica y drogadicta. Odio volver a casa. Paso la mayor parte del tiempo aquí con Chloe y su cariñosa madre, y no es que a Dante le guste tenerme cerca.

Estoy segura de que ese hombre me odia con saña desde que le dije que no quería tener sexo en público. ¿Quién querría? Tengo que mantener mi cordura, por el amor de Dios.

Además, es demasiado enérgico para mí, aunque los nudos retorcidos en mi estómago me digan que podría seguirle el ritmo. No lo voy a negar, mi atracción por él está muy por encima del 100%.

—Hazel, no te lo diré otra vez. Sé que no llevas dinero encima, y eso significa que te quedarás sin una comida caliente. Seguro que ya te he dicho muchas veces que puedes vivir aquí.

—¿Por qué sigues volviendo allí? No lo entiendo —Annette se para junto a la ventana, sujetándose las caderas. Todo en esa mujer grita tutela materna. Chloe me pone la mano en el hombro y alza las cejas.

El pelo negro se balancea por su espalda. Me encanta lo brillante que es. Sus ojos azules también son increíbles, lo que me da envidia, porque siempre me gustaron los ojos azules.

Su madre es el vivo retrato de ella, con los ojos azules, y Dante tiene los ojos verdes y la piel aceitunada, pero está moreno porque voló a Italia hace un par de semanas.

—Vamos. No tienes nada que perder. Esta noche comeremos comida italiana —me dice Chloe. Me siento descarada de solo pensar en decirles que sí.

Annette siempre me invita y, durante mis años de instituto, siempre me preparaba dos almuerzos, porque sabía que no tendría nada que comer a lo largo del día. Es el modelo perfecto.

Intenté mantenerme alejada cuando Dante entró en coma, porque estaban de luto por su pérdida. Me rompió el corazón saber que no sobreviviría. Tenía una hemorragia cerebral y decían que nunca despertaría.

Aquel día, Kenzo se dió cuenta de algo. Recuerdo que se despertó de improviso y nos sorprendió a todos, pero no habría tenido esa oportunidad si Kenzo no hubiera conseguido que lo trasladaran a su casa.

En mi opinión, un milagro, pero incluso en los días previos a ese día, Annette me controlaba y se aseguraba de que estuviera alimentada y con ropa limpia.

Visité el hospital tres veces y no pude soportar ver el cuerpo inerte de Dante en la cama. No era el Dante que yo recordaba, y los médicos me dijeron que no estaba allí.

Según ellos, había muerto un par de días antes de mi visita. La máquina era lo único que lo mantenía con vida. Las enfermeras le hicieron múltiples pruebas y me dijeron que era hora de despedirme. Lo hice.

Cuando volví a salir de la habitación, Annette me dió un bocadillo y me dijo que me lo comiera. Ella es el diamante más grande a mis ojos, y este es el secreto que mantenemos entre nosotras desde mis siete años.

Les agradezco a ella, a Chloe y a Dante por todo. El dinero que ingresaba Dante también me mantenía a mí. Él no lo sabe, pero esta es la razón por la que lo aprecio.

No quiero pisarle los pies, porque le debo más de lo que cree. ¿El dinero de la manutención que recibía mi madre? Se lo bebía todo y se llenaba el estómago de pastillas.

Es todo muy triste, pero forma parte de mi miserable vida.

—Solo si estás segura —le digo a Annette, y ella asiente con la cabeza.

—Siempre lo estoy, querida.

Siguiente capítulo
Calificación 4.4 de 5 en la App Store
82.5K Ratings
Galatea logo

Libros ilimitados, experiencias inmersivas.

Facebook de GalateaInstagram de GalateaTikTok de Galatea