La reina en las sombras - Portada del libro

La reina en las sombras

Myranda Rae

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53 Chapters

Chapter 1

Capítulo 1

Chapter 2

Capítulo 2

Chapter 3

Capítulo 3

Chapter 4

Capítulo 4
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Capítulo 1

Noelle

La sala de justicia está llena. En el centro, hay una especie de escenario, y alrededor, sentados en los asientos de un balcón elevado, multitud de espectadores observando los procedimientos con la respiración contenida.

El juicio de la reina comenzó hace tres semanas. Todo el mundo sabe que es sólo una formalidad. El rey y sus consejeros quieren que se vaya. Será declarada culpable.

La observo mientras se sienta, con la cabeza alta, sin que parezca afectarle el caótico circo que la rodea. El rey la ha acusado de traición y de conspirar para incitar a un motín.

Los rumores de que simpatiza con los hombres lobo han circulado durante años.

Es la vampiresa de mayor rango en el mundo, de la realeza. No puede mostrarse blanda con la política de los hombres lobo.

Está sentada junto a sus abogados, vestida de púrpura real, con las manos atadas y un bozal.

El grito colectivo que salió de la boca de todos los espectadores al verla el primer día del juicio es algo que nunca olvidaré.

Estoy segura de que el bozal se lo pusieron para humillarla aún más. Conoce muy bien su papel como para enseñarle los dientes a nadie.

Verla con esa belleza suya de otro mundo y su fuerte aura de autoridad, vistiendo los colores de la realeza, atada con cadenas y un bozal es inquietante.

Si ella puede ser encadenada y arrastrada a un juicio, nadie está a salvo. El rey está mandando un mensaje claro con ello: Cualquier acercamiento o acto de simpatía hacia los hombres lobo no será tolerado, por nadie.

Odio sentarme aquí. No quiero que se me relacione con todos estos observadores boquiabiertos y cotillas.

Cada casa de vampiros prominente tiene un representante aquí en la audiencia. Es un símbolo de su estatus que tengan un lugar aquí.

Yo trabajo como sirvienta en la casa de la familia Vicioso. Y estoy aquí como su representante. Supongo que estar sentada, viendo el juicio todo el día es mejor que fregar suelos o lavar ventanas.

Los Vicioso son una buena familia para la que trabajar en cuanto a vampiros se refiere. El señor Vicioso trabaja en la curación de sangre. Es una posición prestigiosa. Le da estatus a su familia.

Su mujer y sus dos hijos son bastante decentes. Casi siempre me ignoran. No puedo quejarme. Sólo me han golpeado un par de veces y nunca me han mordido, que es más de lo que pueden decir muchos sirvientes y esclavos.

La luz del sol entra en la sala desde la gran cúpula de cristal que hay sobre el auditorio. El sol que pega y la sala abarrotada me hacen sentir demasiado calor y náuseas.

Un pequeño rayo de luz golpea mi uniforme amarillo. Me paso la mano por los pantalones, tratando de tapar el punto de luz.

Hoy será el último día que me vista de amarillo.

El amarillo sólo lo llevan los no probados. Cada vez que un no-vampiro cumple diecisiete años es llevado a un centro de pruebas, tocado con plata, y colocado apropiadamente en un grupo.

Si no hay reacción a la plata, se les considera humanos y se les da un uniforme gris con una insignia humana.

Los lobos llevan collar y reciben uniformes grises con una insignia para identificarlos.

Los vampiros se visten como quieren. Excepto la realeza: visten de púrpura para mostrar su estatus.

Esta noche me toca a mí pasar por la prueba. Soy un lobo pero seré colocada con los humanos. Ha habido un plan para mí durante años.

Mi tía trabajaba en el registro civil cuando yo era niña. Cambió mi año de nacimiento en mi documentación. En realidad, mañana cumplo dieciocho años, no diecisiete. Me transformé el año pasado.

He pasado este año entrenando, en secreto. Ahora puedo estar en contacto con la plata sin reaccionar hasta once minutos. Mi tía y mi tío son parte de un grupo de resistencia clandestino.

Sé que no soy la única persona a la que le han cambiado el expediente, pero por mi seguridad, no me han informado de quienes son los demás.

La resistencia lleva años trabajando en silencio para liberar a nuestra especie de la esclavitud y el sometimiento.

Mi año de entrenamiento con la plata evitará que me pongan un collar con un chip en el cuello que impide que los lobos se transformen.

La práctica es cruel y terriblemente dolorosa. La mayoría de los lobos nunca tienen la oportunidad de transformarse antes de que sus raíces ancestrales, su manada, su linaje de sangre, sean cortados, encerrados, alejados de su alcance.

Yo, sólo he podido transformarme unas pocas veces porque no es seguro. Aun así, no sé qué haría si encerraran a mi lobo de repente, si me quitaran la capacidad de transformarme.

Me froto las palmas sudorosas en los pantalones. Sé que puedo manejar la plata. Me he entrenado para mantener el control sobre mi lobo cuando me provocan, de modo que no me tranformo a menos que sea seguro.

Sé que puedo superar lo de esta noche, pero estoy nerviosa. Los acontecimientos de esta noche marcarán el resto de mi vida.

Si no estoy concentrada y reacciono a la plata, me quitarán mi lobo y me obligarán a ser una esclava para siempre o me ejecutarán si detectan mi intento de engaño.

A los humanos se les da trabajo. No son buenos trabajos, pero siguen teniendo una pequeña apariencia de libertad. Se les paga un salario digno por su trabajo y, en general, se les trata con la decencia básica.

Tienen opciones, la mayoría de las cuales no son geniales, pero es más de lo que puede decir cualquier lobo.

Los lobos son más fuertes y rápidos que los humanos, incluso sin la capacidad de transformación.

Si se determina que alguien es un lobo durante la prueba, su vida, a partir de ese día, pertenece a los vampiros, más concretamente, al rey.

Los lobos realizan un trabajo físico agotador por el que no se les paga apenas.

Las tradiciones y costumbres de nuestra especie han sido despojadas hace tiempo, y las manadas han sido totalmente erradicadas o escondidas bajo tierra.

Estoy ansiosa por esta noche. Sólo quiero que pase rápido. La espera es demasiado angustiosa.

Me pregunto si es así cómo se siente la reina todos los días. Sabe que será declarada culpable y ejecutada. Este juicio es un espectáculo, la manera del rey de demostrar su poder.

Vuelvo a mirarla fijamente. Desde mi asiento puedo ver el lado de su elegante rostro.

La gente dice que es la mujer más bella del mundo. Sus ojos color miel casi brillan. Su piel es impecable y perfectamente lisa.

El rey, al que sólo he visto una vez de lejos, tiene un aspecto tan mortífero como apuesto. Su rostro es hermoso, pero su fría crueldad es tan visible como cualquier atributo físico.

Se rumorea que su hijo, el Príncipe Phoenix, es tan hermoso como su madre. Nunca lo he visto. Está protegido en el castillo, alejado de la escoria de la sociedad.

El rey y la reina parecen una extraña pareja, casados desde hace más de trescientos años, según las habladurías.

Él es la personificación de un vampiro, muerto y frío, sin un corazón palpitante que le otorgue simpatía o bondad.

La reina aún conserva algo de calidez, un brillo que sale de su interior y que se refleja en sus ojos.

Está muerta, su corazón dejó de latir hace siglos, pero ha conservado una pizca de humanidad, un pequeño destello de dulzura del que carecen la mayoría de los vampiros.

Odio escuchar los susurros de mierda de gente que no sabe más que yo de la situación, pero últimamente no puedo evitarlo. Están en todas partes.

La gente dice que la reina tiene un amante hombre lobo, o que ha estado liberando a peligrosos criminales de las mazmorras. Chismes baratos y de mal gusto flotan por todas partes.

Me pregunto si hay algo de verdad en todo esto. ¿Simpatiza con nuestra causa? ¿Cambiaría nuestro destino si pudiera?

Aunque probablemente haya muy poco de verdad en los susurros, me gusta pensar que está de nuestro lado. Me da la esperanza de que algún día se nos permita ser más de lo que somos.

El martillo del juez golpeando el banco me devuelve a la realidad.

—Levantamos la sesión por hoy. Escucharemos los argumentos finales el lunes.

Observo desde mi asiento cómo la reina es escoltada fuera de la sala, con los ojos fijos en el suelo. Me duele el corazón por ella. No sé por qué me siento así.

Tanto si simpatiza con nuestra miserable existencia como si no, es la reina de los vampiros.

La simpatía sólo llega hasta cierto punto. Debería odiarla, pero no lo hago. Algo me atrae. Siento que, vampiro u hombre lobo, estamos en el mismo barco. No tenemos el control de nuestros destinos.

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