La maniobra del Alfa - Portada del libro

La maniobra del Alfa

Monika S. Senderek

Capítulo 1

Mia

—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —preguntó Lea, siguiéndome de vuelta a nuestra habitación. Cerré la puerta y empecé a respirar con dificultad. Por supuesto que no estaba segura, pero ¿qué otra opción tenía?

¿Debía dejar que nuestro padre arruinara la vida de mi hermana, justo cuando había encontrado a su pareja? No sería capaz de perdonármelo.

Por otro lado, yo tenía la oportunidad de acabar con todo este sinsentido, y rechazarlo sin más por mi egoísmo, no era la mejor idea. Me sentía muy confundida. Entonces la miré e intenté calmarme.

—Estoy segura. Ya me conoces, estaré bien. Es él quien debería estar preocupado —le digo, tranquilizándola. No es que estuviera mintiendo. Todos mis amigos y mi familia saben lo testaruda y difícil que soy de llevar.

Soy la hija del Alfa. Toda mi vida estuve rodeada de machos dominantes, así que tuve que aprender a manejarlos.

—Sé que haces esto por mí… —Me agarró la mano— y nunca lo olvidaré. Siempre que me necesites...

—Lea, lo sé —dije mientras la abrazaba.

Al rato se fue a hablar con mamá y papá sobre Kai. Yo pensaba no salir de mi habitación. Por un lado, me sentía traicionada, y por otro, sabía que era la única opción que teníamos.

El tipo no cambiaría de opinión.

Quizá debería hablar con él yo misma, pero ¿cómo lo haría? Ese tal Liam Boyle es el Alfa de una de las mayores manadas de todo Estados Unidos.

Cogí mi portátil para poder buscarlo en Google y ver si tenía una cuenta de Facebook. Puede que sea un Alfa, pero estamos en el siglo XXI, así que algo debía de haber.

Me equivoqué. Lo único que logré encontrar fue la información sobre que era dueño de un aserradero familiar. Y eso ya lo sabía.

Era un maldito fantasma. Dejé el portátil y me dirigí al baño para darme una ducha. Debía refrescarme; de lo contrario, mataría literalmente a alguien.

Lo curioso era que esta historia daba vueltas en círculo hacia el mismo oscuro final. Después de la ducha, en pijama, volví a coger el portátil, pero esta vez para ver Netflix.

Veinte minutos después me quedé dormida, incapaz de terminar siquiera un episodio.

Por primera vez en mucho tiempo, tuve un sueño. Corría por el bosque, en forma de loba, con un pelaje plateado y brillante, orejas puntiagudas y una cola bastante larga.

Intenté detenerme pero no pude; algo o alguien me perseguía. Podía sentir el calor como si hubiera un peligro inminente. Aceleré, sin poder mirar detrás de mí.

Escuché el sonido de unos animales trotando, pero seguía sin poder mirar detrás de mí. Intenté ir por un camino sinuoso para despistarles y, tras unos metros, cogí una curva para alejarme.

Conseguí salir del bosque, pero cuanto más corría, más fuertes eran los ruidos que se acercaban. ¿Era un río o una carretera? Estaba muy equivocada.

En el último segundo, logré detenerme. Estaba al borde de un precipicio y no podía encontrar una salida. Entonces pude verlos saliendo lentamente de la oscuridad.

Una manada de ocho lobos con un gran lobo blanco y gris al frente. Éste dio un paso más hacia adelante.

—No hay donde correr, no hay donde esconderse, la pobrecita se ha quedado atrapada…. —su voz se metió en mi mente. Podía sentir su aliento en mí.

Era un sueño, y a pesar de no tener ningún control sobre él, hice algo que creo que hubiera hecho de todos modos, saltar. Cuando empecé a caer, me desperté con un sudor frío.

Miré la hora. Eran las tres de la mañana. Qué sueño más estúpido.

Para dejar de darle vueltas, me giré al otro lado y volví a dormirme, esta vez sin ninguna pesadilla horrible.

Sabía que no podía seguir evitando a mis padres todo el tiempo, pero eso no significaba que fuera a hacérselo más fácil. Bajé a la cocina.

—Coge unos huevos revueltos de la sartén —dijo mamá. Intentó cogerme de la mano, pero con un rápido movimiento consigo esquivarla.

Sin pronunciar una palabra, pongo lo que me voy a comer en el plato y me siento.

Hago todo lo posible por ignorarlos y concentrarme en mi desayuno, pero puedo sentir sus miradas hacia mí. Entonces, papá respira profundamente.

—Sé que estás enfadada —empieza. Oh, mejor que no vaya por ahí…

—¿Enfadada? No estoy ni mucho menos enfadada, sólo decepcionada. Ya has planeado mi vida al dedillo sin que yo pueda opinar. ¿Cómo no voy a estar enfadada? —Me río sarcásticamente.

—Puedes creerme o no, pero yo tampoco estoy feliz con esta decisión. No lo quiero en mi familia ni cerca de ninguna de mis hijas.

»Simplemente quiero acabar con esta guerra para que todo el mundo pueda empezar a vivir con normalidad, sin miedo.

Sabía que tenía razón, pero era difícil aceptar el hecho de que mi vida estaba a punto de cambiar.

—Lo sé, lo entiendo. Esa es la única razón por la que dije que lo haría, pero te advierto que después de un mes, el tipo pedirá el divorcio —dije con una sonrisa.

—Eso es lo que todos esperamos, cariño. —Mamá me besó la frente y se puso a limpiar después del desayuno.

—Entonces, ¿cuándo lo conoceré, o cuál es la fecha de la ceremonia? —le pregunto.

—El viernes estamos invitados a una cena oficial —responde papá, dejando el periódico.

—¿En su territorio?

—Sí, la ceremonia de la boda tendrá lugar el 15 de agosto.

Me quedé boquiabierta. —¿Ya habéis fijado la fecha y todo? Eso es el mes que viene. —No es que otra cosa hubiera podido sorprenderme más.

—Sí, todo eso fue parte del acuerdo durante nuestra reunión. No tuve la oportunidad de decírtelo ayer. Quería darte tiempo para que te hicieras a la idea.

—No hay nada a lo que hacerse a la idea. Entiendo también que me mudaré a su casa. Después de decir esto, a mi madre se le cayó el cuchillo, y papá y yo nos giramos hacia ella para asegurarnos de que estaba bien.

—Sí, pero al menos podremos visitarnos. —Se esfuerza por sonreír, pero veo que a él también le cuesta.

Se avecinan tiempos divertidos,piensopara mis adentros. ~Tendré que ir al trabajo para dimitir, y tendré que reorganizar toda mi vida.~

Me gradué en la Universidad de Idaho como zoóloga y microbióloga. Tengo el trabajo de mis sueños en el zoo de Idaho, pero ahora puedo tirar todo eso a la basura.

Durante mi descanso para comer, mi teléfono empieza a sonar. Es Ashlee. Es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón, una chica preciosa, alta y morena.

Nuestras familias se conocen muy bien. El padre de Ashlee es el Beta de nuestra manada. Saber que tendré que alejarme de ella es otra de mis angustias.

—Oye, cariño, he oído rumores, y lo siento mucho. —Parece preocupada.

—Sí, lo sé. No seré la novia afortunada esta vez. Qué injusto.

—Lo sé, me preguntaba si podíamos quedar para cenar en el Sandpipers.

»Puedes contármelo todo. Puede que eso te anime. —Juraría que estaba sonriendo; siempre lo hace cuando intenta animar a alguien.

—Claro, me encantaría, pero hoy es una mala idea porque termino a las siete de la tarde, pero mañana soy toda tuya.

—Perfecto, mañana en Sandpipers. Te quiero.

—Yo también te quiero, capulla —le respondo. Siempre me hace sonreír; la echaré de menos.

Era un día bastante ajetreado en el trabajo, con muchos visitantes, ya que estamos en plena temporada. Al llegar a casa, cené rápidamente y me di una ducha rápida.

Después de eso, me encerré de nuevo en mi habitación.

Siguiente capítulo
Calificación 4.4 de 5 en la App Store
82.5K Ratings
Galatea logo

Libros ilimitados, experiencias inmersivas.

Facebook de GalateaInstagram de GalateaTikTok de Galatea