La saga de Emma - Portada del libro

La saga de Emma

C. Wright

El club

EMMA

—Ufff, Carly, ¿podemos, por favor, salir de aquí ahora? Te has probado al menos veinte vestidos. Llevamos aquí casi dos horas y lo único que has hecho es probarte vestidos

Conociendo a Carly, todavía tenemos que conseguir zapatos a juego, lencería.... Carly resopla y me mira, así que intento un enfoque diferente.

—Estás guapísima con el vestido de cóctel azul marino. Te abraza todas las curvas y muestra tus largas y bronceadas piernas. Además, resalta tus ojos azules

—¿De verdad? ¿Lo crees? ¿Crees que a Cashè le gustará?

—¿Desde cuándo te importa si le gustas en algo? Solo le gusta quitarte la ropa, ¿no?

Me pilla un poco desprevenida su pregunta, ya que han sido compañeros de sexo desde Dios sabe cuándo —sin exclusividad, debo añadir— y ahora se preocupa de si le gustará un vestido concreto. Algo pasa.

—¡Carly, dímelo, ahora! —exijo.

—Sabes, B, he estado pensando. Tal vez Cashè podría ser algo más que, ya sabes, bueno para el sexo

La miro como si le hubieran salido cuernos.

—¿En serio? ¿Me estás diciendo que ahora, de repente, LA Carly está empezando a tener sentimientos por un hombre?

—B, realmente puedes ser una perra a veces

Miro el reloj y veo que ya son las cinco de la tarde. Cojo el vestido azul marino y mi vestido negro liso y la acompaño al cajero.

Se ofrece a pagar los dos vestidos, pero yo me niego, como siempre. Pagamos y literalmente corremos hacia su BMW. Vamos a llegar tarde.

Estamos terminando de peinarnos y maquillarnos cuando llegan los hombres, más ruidosos que nunca y ya achispados.

Empezamos a beber champán y cervezas y en poco tiempo estamos frente a Bijoux, uno de los mejores clubes de la ciudad y el más difícil de entrar.

La cola es larga, pero conociendo a Carly, tiene un plan para hacernos entrar sin tener que estar fuera demasiado tiempo. Creo que tiene miedo de que empiece a estar sobria y me vaya, porque odio este tipo de cosas.

En un abrir y cerrar de ojos, empieza a caminar hacia la entrada, moviendo las caderas de forma seductora. Le sonríe al portero y, de repente, ya estamos dentro del club.

Mi primera reacción es joder, es impresionante. El interior del club parece sacado de una revista.

El estilo, la decoración e incluso las mujeres y hombres con poca ropa que bailan en jaulas están perfectamente dispuestos para dar un ambiente de perfección.

Carly me lleva a la barra y pide chupitos para todos. Las dos sabemos que los chicos solo estarán con nosotras un rato antes de enrollarse con mujeres al azar.

Carly ve a Cashè hablando con otra chica y pide cuatro chupitos para las dos.

Me voy a emborrachar mucho.

El camarero nos pone una botella de champán delante, nos deja mirándonos con los ojos muy abiertos. Es guapo: ojos azules, pelo castaño, cuerpo bien tonificado. Y está increíble vestido de negro.

Mira abiertamente a Carly y dice: Invita la casa.

Creo que nunca la había visto sonrojarse. Tal vez sea el alcohol o las luces del club, pero no, se está sonrojando.

Descorcho la botella y nos la terminamos en menos de veinte minutos, quedamos las dos más que achispadas.

Me apetece bailar y divertirme un poco. Tiro de Carly hacia la pista de baile y ambas dejamos que la música se apodere de nuestros cuerpos.

DIABLO

Con el vaso de whisky en la mano, observo la pista de baile con mis ojos verdes como el mar, aburrido hasta la médula.

Mis ojos se posan en una belleza alta y de pelo negro que mueve las caderas al ritmo de la música, ignorando por completo a todos los hombres que la miran. Me pregunto si no se da cuenta de sus miradas o si le gusta.

Luis, mi amigo de confianza y guardaespaldas, me ha hecho venir esta noche al club para gestionar unos asuntos.

Ahora que ya se ha solucionado, está en mi despacho de la segunda planta, mirando a través del cristal a todos los que bailan y beben en la discoteca.

Me aburría hasta que la vi. Nunca he visto una mujer tan hermosa en mi vida.

Le hago un gesto a Luis para que se acerque y le muestro a quién estoy mirando.

—Quiero conocerla. Hazlo —digo, señalando a la belleza en la pista de baile.

—Sí, jefe

Sigo observándola mientras mueve su cuerpo libremente sin preocuparse por nada.

Veo sus labios carnosos y me pregunto si ella también es tan falsa como el resto de mis ex folladas, porque ni sus labios carnosos ni sus pechos gordos pueden ser reales, ¿verdad?

Veo a Luis hablar con las mujeres usando su mejor sonrisa de bajada de calzones para llevarlas a la sala VIP. Me pregunto qué excusa se le habrá ocurrido esta vez.

Después de lo que parecen horas, Luis las lleva junto a unos cuantos chicos a una de las salas VIP del piso superior.

Cuando Luis entra en mi despacho, su sonrisa es más amplia de lo que jamás he visto.

—Jefe, no lo va a creer, pero Emma es jodidamente impresionante

—Dime —gruño impaciente.

—Tiene veintitrés años. Ella y su amiga se han graduado hoy. Tiene un MBA y un Máster en Contabilidad. Ella podría ser la que resuelva nuestros problemas empresariales, jefe

Lo medito durante unos segundos antes de dirigirme a la sala VIP. Esto va a ser muy divertido.

EMMA

Este debe ser nuestro día de suerte. En serio, primero nos graduamos y ahora nos invita el dueño del club a ir a la sala VIP.

Sé que una sala VIP por una noche no es barata. He trabajado en un club antes, pero nada muy lujoso y los precios eran asombrosos.

Nos sentamos todos y abrimos el champán que ya está en la mesa. Veo una mesa con comida y me dirijo a ella a trompicones.

Cojo un plato y empiezo a apilar comida en él. Joder, se diría que han pasado días en lugar de horas desde que comí. Cuando me doy la vuelta, me doy de bruces con algo o, mejor dicho, con alguien.

Cuando siento que una mano me sostiene, levanto la vista y casi me ahogo en un par de ojos verde mar. Su aliento a whisky mezclado con su decadente aroma me ha embriagado.

¡Joder! Esto no va a terminar bien.

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