Marcello Mafia - Portada del libro

Marcello Mafia

Belle Dowson

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Chapter
15
Age Rating
18+

Summary

Hayley huyó de París a Nueva York para dejar atrás su pasado y ocultar la oscuridad en su interior. Luca Marcello se fija en ella: es el dueño del club en el que trabaja y el jefe de una de las familias criminales más grandes de Nueva York. Ambos tienen sus motivos para no dar rienda suelta a la pasión que hay entre ellos. Pero finalmente tendrán que enfrentarse a una situación que les cambia la vida…

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Prólogo

Libro uno: El lado oscuro de la luna

«Todo el mundo es como una luna, tiene un lado oscuro que nunca muestra a nadie». Mark Twain

HAYLEY

Hayley observó cómo Lorenzo cogía la pistola y colocaba la única bala que le quedaba en ella. Su corazón se aceleró cuando vió cómo la cerraba con un chasquido y hacía girar el cilindro, para luego colocar el arma sobre la mesa.

Un señor corpulento aflojó una de las ataduras de las manos de Luca.

—No es que no confíe en ti, Luca, pero...

Otro señor, sin nombre e igual de enorme, estaba junto a Hayley y sujetaba de cerca una pistola. No la estaba apuntando pero si Luca la cagaba sabía que Lorenzo la mataría al instante. Lorenzo deslizó la pistola hacia Luca. Luca la miró y luego volvió a mirar a Hayley.

—Eres un jodidoloco hijo de puta. —Escupió Luca mientras cogía el revólver.

Hayley vio cómo se la ponía en la sien y, como si nada, apretó el gatillo. Ella jadeó cuando hizo un pequeño chasquido, y entonces Luca tiró la pistola sobre la mesa.

—¿Todo esto es por Elliana? —Luca se rió y vio cómo Borroni deslizaba la pistola hacia Hayley.

Hayley miró el revólver. Se le revolvió el estómago y sus ojos miraron los de Luca. Él vio cómo una lágrima se deslizaba por su rostro. Deseaba poder protegerla, deseaba poder sacarla de ahí, pero no podía.

—Elliana… —Suspiró Lorenzo.

Luca se rió, lo que hizo que Lorenzo lo mirara a él y no a Hayley, que tenía la mirada fija en la pistola.

—Era un polvo decente. Dijo que no hacía mamadas, ¡pero no le importó hacerme una a mí!

Lorenzo se dirigió hacia Luca, poniéndole un cuchillo en la garganta.

—Podrás conseguir otra mamada de esa perra cuando te mate. Puede que te esté esperando en las puertas del cielo. Al final, me acabó rogando que la matara, al igual que harás tú o tal vez Hayley.

Sus palabras sonaron más violentas cuando fue a atravesar la piel de Luca Marcello.

Pero entonces se apartó y miró a Hayley. Luca la miró mientras ella, lentamente y con una mano temblorosa, recogía el revólver.

—No tienes que hacer esto, Hayley —dijo Luca con calma.

Hayley miró a Luca, parecía estar muy tranquilo incluso en una situación tan aterradora.

—Tiene razón Hayley, no tienesque hacer esto en absoluto. —Lorenzo miró intensamente a la chica que, asustada, fue a sentarse encima de la mesa—. Ven conmigo, déjame mostrarte cómo un verdaderoitaliano hace el amor.

Hayley lo miró con disgusto y se llevó la pistola a la sien. A Luca se le desencajó la mandíbula al ver que ella cerraba los ojos y apretaba el gatillo, haciendo sonar un clic.

Dejó escapar un suspiro mientras miraba directamente a los ojos de Lorenzo y luego tiró la pistola sobre la mesa, con el corazón acelerado. Pero negó con la cabeza y lo miró con fiereza.

—Prefiero morirantes que tocarte.

Sus palabras fueron rotundas y Lorenzo sonrió mientras le devolvía la pistola a Luca.

—Ella ya ha movido ficha, ahora te toca a ti.

Para Luca, esto estaba siendo una tortura: sabía que si él moría, no podría protegerla, pero de ninguna manera podría ver a Hayley recibir la bala.

Así pues, Luca se puso la pistola en la cabeza y miró los preciosos ojos azules de Hayley. Quería que fuera lo último que viera. Entonces, apretó el gatillo y tras un clic siguió vivo. Deslizó el arma por la mesa.

Luca observó cómo ella cogía la pistola.

Él sabía que podría haber tomado mejores decisiones en la vida, pero ahora mismo tenía que afrontar el hecho de que hoy estaba a punto de morir, independientemente de si recibía un disparo o no.

Respiró profundamente mientras se colocaba el arma en la sien y cerraba los ojos antes de apretar el gatillo. De nuevo no fue el tiro de gracia.

El tipo que estaba a su lado cogió la pistola y la deslizó por la mesa hacia Luca. Pero Lorenzo la cogió antes de que Luca tuviera la oportunidad de hacerlo.

—No confío en ti, Marcello. —Puso la pistola en la sien de Luca.

Hayley volvió a respirar profundamente mientras mantenía los ojos cerrados y esperaba escuchar el disparo. Pero sólo se oyó el débil chasquido de un disparo vacío.

—¡No! —gritó Luca cuando Borroni puso la pistola sobre la mesa y la deslizó hacia Hayley.

Hayley abrió los ojos. Era el momento, su última oportunidad. Miró a Luca, que intentaba quitarse las ataduras, con el corazón a mil por hora. Lorenzo llamó su atención cuando se acercó a ella.

—¡Coge el arma, querida! —le exigió, y ella la cogió lentamente.

Las lágrimas caían sin cesar, iba a morir. «¿Será doloroso? ¿Habrá un destello de luz blanca? ¿Su madre la guiará a la otra vida? ¿Extrañará a Luca?»

—Lástima que fueras tan guapa… —le susurró al oído mientras ella se acercaba lentamente la pistola a la sien, mirando a los ojos de Luca.

—Hayley, no aprietes ese malditogatillo —le ordenó Luca, pero ella negó con la cabeza.

—Te lo dije, si juego, juego hasta el final. —le recordó la frase que le dijo la noche en que se dejó tocar, la noche en que estuvo en sus brazos. Ella sonrió al pensar en ello. Cerró los ojos y respiró profundamente.

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