Universidad de hombres lobo - Portada del libro

Universidad de hombres lobo

Brittany Carter

Capítulo 1

SAVANNAH

Saqué mi maleta del maletero del taxi y salí a la calle adoquinada. El taxista apenas me dio tiempo a que me apartara de la carretera antes de arrancar.

Probablemente sintió la misma sensación de temor que yo al ver este lugar. Me aparté el pelo de la cara y miré fijamente la valla de hierro forjado.

El edificio que había detrás me recordaba a algo sacado de una novela gótica. Si el calor de Luisiana no me tenía de mal humor, el aspecto de la universidad sí.

Nada gritaba modernidad o espíritu universitario. Me sorprendió la falta de niebla o cuervos en los postes de la valla. Que un gato negro cruzara al azar.

¿Aquí se conocieron mis padres? ¿Qué les llevó a venir aquí?

No podía imaginar a nadie enamorándose en un lugar como este. Morir, seguro, pero no de amor.

Arrastré mi maleta hasta la acera y me adentré en la zona de peligro. Mi corazón se aceleraba cuanto más me acercaba a la entrada. Una terrible sensación de pavor me consumía por dentro.

Trent me envió diez mensajes de texto durante mi viaje en taxi. Había ido a la LSU la semana anterior, la universidad más cercana a la mía, que no estaba cerca ni por asomo. Acordamos intentar que funcionara, con llamadas telefónicas, FaceTimes y algunas visitas.

Pero tenía dudas. ¿Cuántas relaciones a distancia funcionaban realmente? No había mirado estadísticas, pero supuse que no muchas.

La única información que me enviaron de este lugar fue un número de habitación asignado y el nombre de mi compañera de cuarto: Jaka Smith.

Había numerosos estudiantes sentados en mesas cerca de la entrada del edificio, cada uno con un ordenador portátil y un toldo encima. Supuse que esa era mi primera parada.

Cuanto más me acercaba, más me miraban los estudiantes, haciéndome estremecer.

¿Carne fresca? ¿O tenía algo en el pelo?

Me detuve frente a la que menos intimidaba, una chica de pelo rubio y nariz pecosa. —Hola. Bienvenida a la U de Hombres Lobo. ¿Nombre?

—Savannah Harper —dije.

Hizo clic en su ordenador portátil y miró a algunos de los otros estudiantes que susurraban entre sí. Me aferré al asa de mi maleta.

—Tienes que ira al Hellman Hall. Está justo después de este edificio. Aquí está el nombre de tu asesora, tu horario y todo lo que necesitas para tu primer día.

Fui a coger la carpeta pero ella me detuvo. Miré sus profundos ojos marrones y el brillante collar de media luna que llevaba al cuello.

—Si necesitas algo, estoy en el Moonshine Hall. Soy Krissy. Sólo pregunta por ahí y te guiarán hasta mí.

Los otros miraron hacia otro lado cuando los miré. —Perfecto. Gracias.

Me apresuré a alejarme de su vista, notando vibraciones espeluznantes de todos ellos. Por si no estaba lo suficientemente asustada, ahora me sentía como si llevara un gran sello en la cabeza que decía Perdedora.

Sólo esperaba que mi compañera de cuarto no compartiera su impresión de mí.

El Hellman Hall era un edificio con aspecto de castillo, con grandes ladrillos y el mismo camino empedrado. Varios estudiantes estaban de pie frente a la entrada con sus padres. Tenían un aspecto bastante normal, con sonrisas y emoción.

Un profundo dolor creció en mi estómago. Me dolía que mis padres no pudieran estar aquí y que a la abuela no le pareciera buena idea venir.

Ni siquiera pudo darme una buena razón, aparte de que ir en coche durante tanto tiempo le hacía daño en la cadera. ¿Quién iba en taxi a su primer día de universidad si no era una niña huérfana?

Llevé mi maleta hasta el ascensor y observé los números que subían hasta el tercer piso. Nerviosa, me agarré al extremo de mi trenza y me tragué el creciente nudo en mi garganta.

Varias chicas estaban fuera de sus habitaciones, abrazándose y charlando entre ellas.

Me detuve en la habitación 303 y abrí la amplia puerta que tenía delante.

Alguien se abalanzó hacia mí como un perro rabioso. —¡Hola!

Di un paso atrás, asustada, y miré a mi nueva compañera de habitación. Tenía aspecto de elfo, con rasgos pequeños y nariz de botón. Juntó las manos bajo la barbilla y rebotó sobre sus talones.

—Soy Jaka Smith, y tú eres Savannah Harper. Es un placer conocerte. Te pareces a tu foto de Facebook.

Sonreí nerviosamente. —Encantada de conocerte también.

Jaka miró detrás de mí. —¿Has venido sola también?

Sacudí la cabeza y arrastré mi maleta hasta la cama desnuda. Ya había empezado a decorar su lado de la habitación con rosas y amarillos brillantes. Al menos eran colores alegres.

No creía que pudiera soportar más pesimismo. La universidad ya era lo suficientemente oscura.

—Sí, mi abuela no pudo acompañarme.

Se quedó callada durante unos segundos y se recogió el pelo rubio en una coleta baja. —¿Tu abuela?

Me senté en la cama y me quité los zapatos. —Sí, mis padres murieron cuando yo era pequeña y ella me crió. ¿Y tú? ¿Tus padres no vinieron?

Se apoyó en el marco de madera de su cama y sacudió la cabeza. —No. Estaban ocupados. Papá tiene un enorme bufete de abogados y mamá estaba muy ocupada con mis hermanas gemelas.

—Qué pena —murmuré, mirando a mi alrededor—. Entonces, supongo que me toca deshacer la maleta y empezar a preparar las cosas. Todavía no he mirado nada, pero ¿qué hay el día antes de que empiecen las clases?

Jaka chilló. —La Fiesta Alfa.

¿Fiesta Alfa? Me miró como si yo debiera saber lo que eso significaba. —¿Qué es eso? —le pregunté.

Bajó un poco las cejas. —La mayor fiesta de bienvenida a la universidad del mundo. Donde conocerémos a todos los alfas.

Oh, lo entiendo. Alfas. Lobos. Se toman estas cosas muy en serio por lo que veo…

Puse una foto mía y de Trent en mi mesita de noche. Jaka se acercó y la miró. Vi cómo la confusión recorría su rostro. —¿Es tu hermano?

—Novio.

Sus ojos verde claro se dirigieron a los míos y se mantuvieron fijos en ellos. ¿Sus padres no la dejaban salir con chicos? Inclinó la cabeza como si quisiera decir algo, pero no lo hizo. —Muy valiente por tu parte. ¿Están intentando hacer que funcione?

¿Valiente? ¿Desde cuándo salir con alguien es valiente? —Sí, él va a LSU este año. Haremos muchos FaceTime e intentaremos programar algunas visitas para que podamos vernos.

Apretó los labios en una fina línea pero sonrió de mala gana. —A los chicos de aquí no les gustará eso, ya sabes.

La miré por encima del hombro. —No me importa lo que les guste a los chicos de aquí.

Jaka hizo una mueca. —Okay. Bueno, cuando termines, ¿quieres ir a la cafetería a comer algo? Me muero de hambre.

—Claro —dije—. No he traído mucho; sólo tardaré unos minutos.

***

La comida de la cafetería me impresionó más que el campus. Nunca había sido una persona exigente con la comida, más bien carnívora que de dulces, y parecía que tenían mucha carne para elegir.

Después de atiborrarnos, me sentí mejor al conocer ya a alguien en el campus y encontré la personalidad de Jaka muy refrescante.

Insistió en que me vistiera para la fiesta a la que no quería ir, pero era mejor que intentara encajar más pronto que tarde.

Me puse unos pantalones negros de tiro alto y un crop top rojo que resaltaba mi cintura. No me molesté en peinarme y me dejé la trenza.

Jaka se pasó una eternidad maquillándose, y cuando ~por fin se ~dispuso a salir, ya había anochecido.

No sabía demasiado sobre el campus, pero no quería acabar formando parte de la estadística de violaciones ni nada parecido. —¿Sabes a dónde vamos? —pregunté.

Ella saltó un poco. —Sí. A la Casa Alfa.

Luché contra el impulso de poner los ojos en blanco. —¿Es una fiesta de verdad? ¿Con alcohol y baile?

Jaka me miró con desconfianza, como si le sorprendiera que no supiera nada de esto. —Sí, más o menos. No puedo esperar.

Enlazó su brazo con el mío y tiró de mí por la acera oscura. El campus era espeluznante, pero había montones de niños caminando en la misma dirección que nosotros.

La casa de la fraternidad no se parecía a lo que yo esperaba, que era similar a una pequeña casa suburbana.

Esto se parecía más al resto del campus. Casi esperaba ver gárgolas sentadas en el techo. O una figura fantasmal mirando por la ventana del último piso.

—¿Todos viven aquí?

—Sí, tonta —dijo ella—. Todos los alfas viven en el mismo lugar. Hacen esto al principio del semestre cada año.

La música sonaba desde la puerta abierta de esta casa de estilo medieval, y los estudiantes se alineaban en las escaleras y el patio delantero, todos riendo y emocionados.

Seguí a Jaka a través de las enormes puertas dobles, viendo una gran escalera que rodeaba la entrada principal. El símbolo de la fraternidad, un lobo aullando con la letra “A” alrededor, estaba apoyado en la pared frontal.

Alguien le dio a Jaka una bebida, y ella se la tomó sin pensar. Se la quité de la mano antes de que pudiera terminársela. —Alguien podría haberle echado algo.

Se rió. —No seas tonta. Va, vamos a por una cerveza.

No creía que ser precavida con las violaciones en las fiestas fuera una tontería, pero daba igual.

El impecable suelo blanco de baldosas parecía de granito y se podía leer ALFAS en negro . Seguí a Jaka, que parecía conocer el camino hacia la cocina.

Los electrodomésticos estaban relucientes. No podía entender cómo un grupo de chicos tenía el lugar tan bonito y limpio, pero no me quejaba. Jaka me sirvió una cerveza y me la bebí.

Odiaba la cerveza.

Siempre me la echaba en un vaso y le iba dando sorbitos durante toda la noche para evitar que alguien se riera de mí por tener la botella llena todo el rato.

Jaka me condujo hacia la sala de estar convertida en una pista de baile. —¿Quieres bailar?

Sacudí la cabeza. —De ninguna manera. Soy más de las que se queda en una esquina y mira a los demás.

Jaka hizo un mohín pero no me dejó sola, lo cual agradecí. Todos parecían realmente cómodos entre ellos, y eso me hacía sentir fuera de lugar. ¿No decía la carta de mis padres que iba a encajar?

Se equivocaron.

Mi teléfono zumbó en mi bolsillo, cuando lo saqué vi que era un mensaje de Trent.

Trent¿Cómo te va? ¿Te gusta tu compañera de habitación?
SavannahNo está mal, es agradable. Un poco tonta, pero agradable. Me arrastró a una fiesta esta noche. Se toman esto de los hombres lobo muy en serio. Se hacen llamar alfa. LOL.

Jaka giró la cabeza hacia la escalera y rebotó sobre los dedos de sus pies. —Oh. Dios. Dios. Ahí vienen.

Miré por encima de ella, sin ver a nadie bajando las escaleras, y volví a centrarme en mis mensajes.

TrentQué locura. No te busques otro novio tan rápido. Te echo de menos.

Odiaba sentir ese ardor en mi pecho. ¿Por qué LSU tenía que estar tan lejos?

Jaka chilló y me di cuenta de que algunas de las otras chicas también miraban las escaleras vacías. Me tiró del brazo con entusiasmo y le regalé una sonrisa cortés.

SavannahNunca haría eso, Trent. Te quiero.

Un fuerte ruido estruendoso de pasos y cánticos llegaron desde el segundo piso. Todas las chicas corrieron hacia el ruido. Jaka trató de arrastrarme hacia el grupo de chicos que bajaba las escaleras, pero negué con la cabeza.

Me miró como si estuviera loca. La mayoría de los chicos, por razones obvias, se quedaron atrás. No tan interesados como el sector femenino.

Sus cánticos parecían sacados de una típica película universitaria, que yo creía que eran pura ficción.

TrentTe quiero. Me muero de ganas de que llegue el día 15 para verte.

Una chica gritó y torcí el cuello para verla saltar sobre uno de los chicos. Debían ser viejos amigos.

SavannahYo también te quiero. Este lugar es súper raro, Trent. No creo que vaya a encajar aquí.

Alguien más chilló, y me di cuenta de que algunas de las chicas corrían hacia chicos al azar, como si los reclamaran. Esos chicos debían tener el autoestima por las nuves si las chicas actuaban siempre así a su alrededor.

TrentEstoy seguro de que encajarás. Date tiempo. Sólo ha pasado un día.

El olor a madera, un aroma profundo y ñoño, me llegó a la nariz. La colonia de alguien me estaba haciendo la boca agua.

SavannahSupongo. Te enviaré un mensaje en un rato. Necesito encontrar a Jaka, ha desaparecido. Necesito asegurarme de que no está siendo violada. Se tomó una bebida de alguien a quien ni conocía antes.

Levanté la vista de mi teléfono y noté que la multitud se apartaba. Un hombre, seguramente mayor que yo, se abrió paso y su mirada oscura recorrió la multitud con avidez.

Sus manos se apretaron en puños a sus lados. Si no hubiera estado enamorada de Trent, me habría quedado mirando más tiempo, pero no me extrañó lo ajustada que estaba su camiseta sobre lo que parecía una complexión impresionante.

Ahora que me fijaba, la mayoría de chicos aquí parecía que hicieran mucho ejercicio.

El tipo misterioso continuó caminando hacia la sala de estar, donde me escondí en un rincón. Su mandíbula rivalizaba con la de cualquier personaje de Marvel, sus exuberantes labios se entreabrieron y aspiró como si oliera algo sabroso.

Tal vez era la colonia de ese tipo.

Mi teléfono volvió a sonar.

TrentCuídate. Nos vemos pronto.

Una sombra cayó sobre mi teléfono y miré al culpable. El teléfono se me resbaló de las manos y golpeó el suelo de baldosas cuando me encontré con su mirada.

El tipo misterioso se detuvo frente a mí, una barba oscura cubría su mandíbula y sus ojos oscuros me hicieron arder. Mi cuerpo zumbaba como si un montón de abejorros que pululan por mi estómago.

—¿Puedo ayudarle? —pregunté.

El olor envolvió mis pulmones. La colonia era suya.

La comisura de su boca se levantó. No estaba segura de si era de fastidio o de admiración. Me di cuenta demasiado tarde de que todos los presentes nos miraban. El rubor me subió por el cuello al ver los numerosos ojos que se posaban en mí.

Qué está pasando...

Retrocedí contra la pared y él dio un paso conmigo. Una gran mano me rodeó la nuca y arrastró mi boca hacia la suya.

—Mía —susurró.

Tragué saliva, sintiendo la urgente necesidad de correr. Golpeé mis puños contra su pecho y lo empujé, pero él no cedió ni movió la mano.

Jaka se acercó lentamente, asomándose por su hombro hacia mí. —Savannah, este es Dax...

—No me importa quién sea —siseé—. Suéltame...

Los murmullos fluyeron entre la multitud y me cabrearon aún más.

La comprensión le inundó el rostro. —Ella no sabe nada —le susurró a Dax.

Ese tal Dax miró a Jaka y luego a mí.

—Bueno —dijo, con un tono áspero y profundo. Me temblaron las piernas al oír su voz y me odié por ello. Nunca había engañado a Trent.

¿Qué me pasa?

—Esto se va a poner interesante, Savannah.

Se inclinó más, con su boca a un pelo de la mía y su olor provocándomeescalofríos en la espalda. —Soy tu compañero.

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