Vendida al alfa - Portada del libro

Vendida al alfa

Kelsie Tate

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Chapter
15
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18+

Summary

Cuando los padres de Autumn Blackthorne fallecen y la dejan sumida en deudas, se ve obligada a abandonar la escuela de enfermería y a trabajar como sirvienta para pagar la deuda contraída con la manada. Pero cuando el Alfa Warner rompe el pacto con la manada vecina, el rey Elijah impone una multa y Autumn es utilizada como moneda de cambio. Cuando Autumn conoce al rey Elijah tras limpiar su habitación, su loba interior aúlla que ha encontrado a su lama gemela, ¿pero acaso el rey la podría ver como algo más que su sirvienta?

Clasificación por edades: +

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30 Chapters

Capítulo Uno

—¡AUTUMN!

Autumn abrió los ojos de golpe y miró el reloj.

—Mierda —murmuró mientras se levantaba de la cama.

Corrió por su habitación en busca de ropa limpia y todo lo que necesitaba para el día.

—Mierda, mierda, mierda, mierda... —se dijo mientras se tapaba la cabeza con una camiseta y salía corriendo de la habitación y bajaba las escaleras.

—Qué bien que te unas a nosotros... —dijo Luna Joella mientras Autumn bajaba las escaleras.

—Lo siento, Luna. Mi alarma debe haber...

—No quiero excusas, Autumn. Termina de preparar el desayuno de la manada y luego sigue con tus tareas. Hoy tenemos un día ajetreado —dijo despectivamente antes de salir de la cocina.

Autumn preparó el desayuno justo a tiempo para empezar a preparar la comida. Cuando los miembros de la manada empezaron a entrar, les dio sus platos y procedió a limpiar la cocina.

—¡¿Qué haces aquí todavía?! —le gritó Joella mientras volvía a la cocina.

—Estaba terminando de fregar los platos. ¿Necesitas algo? —preguntó.

—Aquí tienes una lista de cosas que necesito que estén hechas hoy, además de tus tareas habituales, por supuesto. —Resopló Joella.

Cuando Autumn cogió la lista de quehaceres que había escrito Joella no dio crédito. —Tiene que haber treinta cosas en esta lista. No voy a poder hacerlo todo hoy.

—Bueno, entonces será mejor que empieces, querida, porque espero que se haga. Y todo. —dijo con una sonrisa; parecía estar burlándose de ella—. Ah, y controla esa actitud. Te meterá en problemas.

Autumn bajó la cabeza en señal de sumisión; la única razón por la que no la miraba directamente a los ojos era porque sabía que Joella percibiría su irritación.

Se sentó un momento en la isla de la cocina para pensar cómo iba a hacerlo todo.

Al cabo de unos minutos, se levantó y empezó con lo que tenía que hacer, sabiendo que en realidad no tenía muchas opciones.

Autumn tenía veinte años y estaba terminando su segundo año de universidad cuando murieron sus padres. Descubrió entonces que tenían muchas deudas con el Alfa y con la manada.

No sabía cómo habían llegado a ese punto, pero cuando murieron, el Alfa la sacó de la universidad y le dijo que tenía que trabajar para pagarlas.

Así que aquí estaba, cuatro años después, limpiando los retretes y cocinando todas las comidas de los miembros de la manada.

Autumn terminó la mayor parte de la lista de Joella antes de tener que parar para preparar la cena. Entró en la cocina, que estaba hecha un desastre.

Tenía todo el pelo por la cara y la camiseta manchada de diversas sustancias.

Se apoyó en la encimera y respiró hondo. Algún día dejaría este lugar y nunca más tendría que hacer el trabajo de otra persona.

Empezó a preparar la cena cuando de repente oyó las alarmas. Miró confusa a su alrededor mientras los miembros de la manada empezaron a correr.

Siguió el caos hasta que por fin pudo preguntarle a alguien. —¿Qué está pasando? —preguntó Autumn.

—Alfa Warner desafió el tratado. Ha atacado a la Manada de Luna Roja y ahora vienen a nuestras fronteras —dijo la chica con pánico antes de salir corriendo.

Autumn se quedó paralizada. Romper un tratado de por sí ya era una mala noticia, ¿pero romper un tratado con Luna Roja?

El tratado con la manada de Luna Roja había sido elaborado por el propio rey Alfa. Desafiar al rey significaba que la manada en cuestión sería castigada, y no de cualquier manera.

—¡¿En qué estabas pensando, Warner?!

Autumn se dio la vuelta y vio que Joella detenía a Alfa Warner en el pasillo. Se agachó detrás de la pared para que no la vieran.

Autumn había oído rumores sobre quién era el rey Elijah; y si ahora todos iban a morir, quería saber por qué.

—¡Joella, ahora no! Hay demasiadas cosas en juego —dijo el Alfa en voz baja.

—Warner, ya sabías lo que haría. ¿Por qué decidiste romper el tratado? Pensaba que teníamos un plan. —dijo Joella, y Autumn podía sentir la preocupación en su voz.

—Luna Roja sólo...

—¿Sólo qué? —Joella estalló—. ¿Es algún tipo de jueguecito de poder? ¿Hiciste esto para tratar de apoderarte de su manada? Porque creía que teníamos una estrategia.

—¡Su tierra es nuestra tierra, Joella! ¡Nos la robaron y luego convencieron al rey Elijah para que les permitiera quedársela! —Alfa Warner gruñó.

​​—Si los atacaste, significa que pensabas que podías ganar. Así que hagas lo que hagas, hazlo rápido. Tan pronto como Elijah se entere de esto, están en juego todas nuestras cabezas —susurró Joella.

Autumn se apoyó contra la pared, enfadada porque su Alfa hubiera hecho algo tan estúpido por varias docenas de hectáreas. Resopló y se levantó para seguir con la cena cuando alguien la agarró del hombro.

Autumn se giró y vio a Joella de pie ante ella.

—Luna... —dijo mientras bajaba la cabeza.

—¿Nos estabas espiando, Autumn? —preguntó agresivamente Joella.

—No, Luna. Estaba terminando la lista que me diste… —dijo Autumn en voz baja.

—¡Ajá! Permíteme dudarlo —se burló mientras le agarraba del brazo— Ven conmigo.

Arrastró a Autumn escaleras arriba hasta su pequeña habitación al final del pasillo. La metió dentro y cerró la puerta.

—Lo que has oído nunca saldrá de tus labios. Ahora te quedarás aquí hasta que todo esto se resuelva —dijo Joella. Si las miradas matasen, Autumn estaría fulminada. Con esto, Joella salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí.

Autumn frunció el ceño antes de decidir aprovechar el tiempo libre.

Se dio una larga ducha caliente para compensar la que no se había dado esa mañana, quitándose toda la suciedad y los malos olores por todo el trabajo que había estado haciendo.

Se puso una camiseta grande y se metió en la cama.

Intentó dormir, pero podía oír a la gente combatiendo a lo lejos.

Tumbada en la cama podía escuchar los aullidos y sentir el enlace mental de la manada sobrecargado con un caos de gritos, órdenes y llamadas de auxilio.

La manada estaba en guerra, y sabía que en cualquier momento los guerreros regresarían heridos y cansados por la batalla.

Finalmente, Autumn se quedó dormida, pensando en lo que pasaría cuando el rey se enterara de todo lo ocurrido.

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